De un escrito del cardenal Newman
La “prudencia religiosa” sí, pero con la una sólida espiritualidad y serio conocimiento teológico y filosófico.
En el comienzo de The mission of St. Benedict, el
beato cardenal Newman, siguiendo probablemente una indicación tomada de Auguste
Compte, considera evolutivamente las apariciones de san Benito, santo
Domingo y san Ignacio de Loyola como tres etapas de la vida de la Iglesia: "Digamos que san Benito recibió la formación
intelectual antigua, santo Domingo la medieval y san Ignacio la moderna..." Paso
entonces a contraponer entre sí a estos grandes maestros del pensamiento
cristiano.
A san Benito
entonces, a este gran santo dejadme asignarle, como marca distintiva, el elemento
de la "poesía", a santo Domingo el elemento de la
"ciencia", y a san Ignacio el "práctico".
Estas características, que pertenecen
respectivamente a las escuelas de los tres grandes maestros, brotan de las
circunstancias en las que ellos asumieron sus respectivas obras.
1) Benito, a quien es
confiada su misión cuando era casi un muchacho, le infundió la simplicidad
romántica de la juventud.
2) Domingo,
un hombre de cuarenta y cinco años laureado en teología, cura y canónico, llevó
a la religión la madurez y la plenitud que había adquirido en las escuelas.
3) Ignacio, hombre de
mundo antes de la conversión, dejó en herencia a sus discípulos aquel
conocimiento de la humanidad que no puede ser adquirido en los claustros. Y así
los tres distintos órdenes dieron nacimiento, por decirlo así, a la poesía, a
la ciencia y al sentido práctico».
Newman, que dedica todo el ensayo a explicar qué deba entenderse por la "poesía" de los monjes benedictinos (la oración, la liturgia y una vida ordenada y, en este sentido, poética), y qué individualiza en la metafísica (la "ciencia" medieval de los hijos de santo Domingo), y se detiene en el carácter específico del "sentido práctico" de los jesuitas, definiéndolo como "prudencia":
«La palma de la prudencia religiosa, en el
sentido completo que esta palabra tiene en Aristóteles, corresponde a la casa
religiosa de la que san Ignacio es fundador. Aquella gran orden es la clásica
fuente..., la escuela, el modelo de discernimiento, de sentido práctico, de
gobierno sabio. Concepciones más sublimes o más profundas especulaciones pueden
haber sido creadas o elaboradas en otros lugares; pero, sea que consideremos a
la ilustre Compañía en su constitución, o bien en las reglas de instrucción o
de dirección, vemos que su peculiaridad consiste en el preferir esta
excelentísima prudencia a cualquier otro don, y en preocuparse poco de la
poesía y de la ciencia, a no ser que le resulten útiles».
El positivismo de una visión en la que poesía,
ciencia y prudencia se suceden como expresiones de tres distintas épocas
-antigua, media y moderna- es corregido pronto por Newman, que, recurriendo al
concepto mismo de Tradición, observa oportunamente:
«Es cierto que la historia, a través de estos tres santos, en cierta
manera,
se presenta según la línea predicada por la teoría que cité;
de la
poesía pasa,
a través de la ciencia,
al sentido práctico, es decir, a la
prudencia;
sin embargo y al mismo tiempo, se debe retener mentalmente aquella
importante cláusula condicional
que la Iglesia nunca dejó perder cuando
acometió algún cambio.
Nunca ha añorado el pasado, ni lo ha odiado nunca.
En
vez de pasar de un estadio de la vida a otro,
ha llevado consigo hasta su
período reciente la propia juventud y la propia media edad.
Nunca mudó las
propiedades que le son propias,
sino que las acumuló, y de su arcón extrajo
cosas nuevas y antiguas, según la ocasión.
No perdió a
Benito al encontrar a Domingo,
y tiene todavía consigo a Benito y a Domingo,
aunque se haya hecho la madre de Ignacio.
Imaginación, ciencia, prudencia, son
todas buenas,
y ella todas las posee.
Aspectos incompatibles por naturaleza,
coexisten en ella;
su prosa es por un lado poética, por el otro, filosófica».
Si la Iglesia, en cualquier momento de la historia entran en tensión o colisión la inteligencia de las imágenes litúrgicas, con la definición filosófica y teológica y el sentido práctico, resultaría todo ello imperfecto y apócrifo.
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