Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

16 de diciembre de 2020

RORATE CAELI

 RORATE CAELI 

En estos días previos a la Natividad del Señor es muy propicio cantar, con toda la Iglesia el Himno Rorate Caeli, tomado del Libro del profeta Isaías. 

Se canta con el templo a oscuras y con los fieles y ministros portando un cirio.

Este tiempo es muy adecuado para escucharlo y meditarlo. En las tinieblas de la noche, comienza a brillar la Luz sin fin.

En el video del enlace de abajo puede verse subtitulado en español:

https://youtu.be/qff1ErelyT8

14 de diciembre de 2020

¿LITURGIAS POPULISTAS?

 

LA SAGRADA LITURGIA Y EL “ARS CELEBRANDI”

 

Monseñor Héctor Aguer, hace 11 años atrás, comentaba la pérdida del sentido de lo sacro en las celebraciones litúrgicas, por una mal entendida inculturación y una incorrecta comprensión de la participación activa de los fieles. 


 

“En las últimas décadas ha ocurrido un lamentable deslizamiento de las formas litúrgicas en el rito romano; quizá lo peor ha sido el daño infligido a la belleza, que es el rostro visible del misterio.

 

En su caída, la belleza ha arrastrado consigo la dimensión contemplativa de la liturgia.

 

Las causas de este fenómeno son múltiples: pérdida del sentido de lo sacro, ignorancia histórica y teológica, populismo, desprecio y abandono del latín y del canto gregoriano –en contra de la decisión conciliar de mantenerlo–, una concepción errada de la inculturación y de la participación activa de los fieles.

 

En la Argentina se suma a estos factores negativos una generalizada decadencia de la cultura nacional; la Iglesia no ha hecho gran cosa por frenarla; hasta podrían acusarnos de habernos plegado a ella”.

 

(Monseñor Héctor Aguer, 2009)

ALTARE SERVIENTIBUS

LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN DE MONAGUILLOS


Una seria, estable y perseverante escuela de servidores del Altar 

es un tesoro precioso en un templo parroquial.


Además de ser semillero de vocaciones a la vida consagrada, 

estos niños y jóvenes –piadosos, devotos y bien formados, 

guiados rectamente por el sacerdote y dirigentes juveniles- 

son futuros hombres de fe, enraizados en Cristo.

 


 

        Tan cerca del Señor, y acompañados por sacerdotes y catequistas, el grupo de monaguillos puede ser un pequeño seminario, un ámbito donde nazca la vocación sacerdotal, como podemos atestiguar muchos sacerdotes que hemos sido llamados así. Muchas vocaciones nacen del grupo de monaguillos de una parroquia: cercanía del Señor y testimonio de un sacerdote, son los signos indelebles que se graban en el alma.

     ¡Qué importante que en cada parroquia, de modo estable, haya un buen grupo de monaguillos! Servidores del altar, vivirán un itinerario formativo cristiano y espiritual, cuidarán del trato con Cristo adaptado a su edad y, por gracia, puede que nazcan vocaciones de entre ellos:

     “Para este fin será utilísimo escoger algunos niños piadosos de todas las clases de la sociedad y bien instruidos, que con desinterés y buena voluntad sirvan devota y asiduamente al altar; misión que los padres aunque sean de la más alta y más culta sociedad, deben tener a gran honra.

      Si algún sacerdote tomase a su cuidado y vigilancia el que estos jovencitos bien instruidos cumpliesen tan oficio con reverencia y constancia en las horas establecidas, no sería difícil que de este núcleo surgiesen nuevas vocaciones para el sacerdocio, ni se daría ocasión para que el clero –como ocurre demasiado aun en países muy católicos- se lamente de no hallar quienes respondan o ayuden en la celebración del augusto sacrificio” (Pío XII, Mediator Dei, nn. 245-246).


 

     Es una propuesta formativa y de vida cristiana, donde hay que lanzar la pregunta vocacional específica y acompañar a los chicos; hay que lograr que ellos se cuestionen su futuro y su vocación. Así se dirigía a los monaguillos san Juan Pablo II:


    “Vivís de cerca, más bien desde dentro, la vida misma de la Santa Iglesia de Dios. Al prestar vuestro servicio en la Mesa Eucarística y en las diversas celebraciones litúrgicas, vosotros sacáis directamente “de las fuentes de la salvación” (Is 12,3) el vigor necesario para vivir bien ya hoy, y también para afrontar luego con mayor impulso vuestro porvenir. Ciertamente muchos de vosotros, si no todos, os habéis preguntado ya sobre vuestro propio mañana, sobre las cosas grandes que haréis. Pues bien, yo estoy convencido de que a no pocos de vosotros se les ha presentado también la perspectiva de servir a Dios y a la Iglesia como sacerdotes, es decir, como anunciadores del Evangelio a quien no lo conoce y como pastores amablemente dispuestos a ayudar a los otros cristianos a vivir en profundidad su fe y su unión con el Señor. Por esto digo a todos los que han sentido ya eta llamada en su corazón: cultivad esta semilla, abríos con alguno que pueda dirigiros, y, sobre todo, sed generosos. La Iglesia os necesita; el Señor mismo os necesita, como cuando se sirvió de los pocos panes de un muchacho para saciar a una multitud de gente (cf. Jn 6,9-11)” (Juan Pablo II, Disc. a una peregrinación de monaguillos de la diócesis de Vicenza (Italia), 5-septiembre-1979).

 

      Esto es también propuesta pastoral y, tal como estamos, periferia: cuidar la vida cristiana de niños y jóvenes mediante una escuela de monaguillos, sirviendo al altar, tratando con el Señor de cerca, formándose, dando testimonio de amor a Jesús, de devoción y recogimiento, y planteándose la vida como vocación. Hoy en cada parroquia deberíamos volver a mimar y formar un buen grupo de monaguillos, dedicarles tiempo, enseñarles pacientemente, sacerdote y algún o algunos catequistas.

    

       Hagamos realidad en cada parroquia esta propuesta de san Juan Pablo II:  


     “Precisamente en esta perspectiva, queridos hermanos sacerdotes, junto con otras iniciativas, cuidad especialmente de los monaguillos, que son como un “vivero” de vocaciones sacerdotales. El grupo de acólitos, atendido por vosotros dentro de la comunidad parroquial, puede seguir un itinerario valioso de crecimiento cristiano, formando como una especie de pre-seminario. Educad a la parroquia, familia de familias, a que vean en los acólitos a sus hijos, “como renuevos de olivo” alrededor de la mesa de Cristo, Pan de vida.

     Aprovechando la colaboración de las familias más sensibles y de los catequistas, seguid con solicitud al grupo de los acólitos para que, mediante el servicio de altar, cada uno de ellos aprenda a amar cada vez más al Señor Jesús, lo reconozca realmente presente en la Eucaristía y aprecie la belleza de la liturgia. Todas las iniciativas en favor de los acólitos, organizadas en el ámbito diocesano o de las zonas pastorales, deben ser promovidas y animadas, teniendo siempre en cuenta las diversas fases de edad…

    En fin, no olvidéis que los primeros “apóstoles” de Jesús, Sumo Sacerdote, sois vosotros mismos: vuestro testimonio cuenta más que cualquier otro medio o subsidio. En la regularidad de las celebraciones dominicales y diarias, los acólitos se encuentran con vosotros, en vuestras manos ven “realizarse” la Eucaristía, en vuestro rostro leer el reflejo del Misterio, en vuestro corazón intuyen la llamada de un amor más grande. Sed para ellos padres, maestros y testigos de piedad eucarística y santidad de vida” (Juan Pablo II, Carta a los sacerdotes, 2004).





12 de diciembre de 2020

DURA LEX, SED LEX

  

DURA LEX

Por un diálogo honesto.

 

Un artículo breve y conciso, de gran claridad y honestidad intelectual.

Publicado hoy en un blog argentino a raíz de la votación en la Cámara de Diputados de la llamada ley del aborto (10 de diciembre de 2020)





Dura lex, sed lex decían los romanos.

La ley puede entenderse como mera convención humana o como el reflejo de un orden intrínseco. Pero ¿qué justicia puede esperarse si la ley depende del capricho del legislador?

Sin el respaldo del ius, la lex pierde referencia moral. Y puede llegar a ser un instrumento de suma injusticia. "Si el gobernante promulga leyes que sobrepasan los poderes que tiene encomendados... tales disposiciones tienen más de violencia que de ley. Porque, como dice san Agustín en I De lib. arb.: la ley, si no es justa, no parece que sea ley" (STh I-II 96,4 sol).

Llama la atención que teniendo todavía fresca la memoria de los atropellos de las dictaduras del siglo XX no seamos más exigentes al momento de fundamentar nuestras leyes.

¿En verdad seguimos adhiriendo al positivismo jurídico? ¿No nos merecemos una autocrítica?

Ley verdadera es la que siembra la justicia. ¿Y cómo se reconoce lo justo? Mediante la razón. ¡Qué progresista resulta santo Tomás!, tan ignorado en estos días: "la disciplina humana debe someterse en primer lugar al orden de la razón, lo que se indica con la palabra «justa»" (STh I-II 95, 3sol).

Entremos ahora en materia.

§  ¿Tiene el legislador poder para decidir sobre una vida humana? No.

§  ¿Es el embrión una vida humana? Sí.

§  ¿Quién lo dice? La ciencia genética.

§  ¿Y qué pasa si esa ley altera mis planes? Dura lex, sed lex.

 

Porque la defensa del que está por nacer refleja una sabiduría de siglos y siglos, que no depende de la inteligencia de unos pocos sino que constituye la piedra fundamental de toda convivencia humana: ¡NO MATARÁS!. 

¿Es que ya no corre lo de Cicerón? Salus populi suprema lex est - la suprema ley es la salud del pueblo, su sanidad, su bien (De legibus 3,3). ¿Es el embarazo una enfermedad? ¿Qué bondad hay en legislar para interrumpir la vida que llega como un don?

Una nación que aborta es una nación más pobre, más traumada; menos dotada, menos alegre.

Los defensores del aborto dicen hablar en nombre de la razón. Pero cuál es esa razón que no encuentra asidero en la ciencia, sino más bien contradicción.

 

9 de diciembre de 2020

PATRIS CORDE

 

El Papa Francisco 

convoca a un «Año de San José»




Con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, el Papa Francisco aprobó la Carta Apostólica Patris corde, con el objetivo de «que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución»


En estos tiempos donde está tan infravalorada la figura paterna y la del varón, es muy esclarecedor que el sucesor de Pedro nos señale la principal misión del Padre nutricio del Salvador.






El Santo Padre ofrece en este documento algunas reflexiones personales sobre la «figura extraordinaria» de San José, «tan cercana a nuestra condición humana».

En la Carta Apostólica, el Pontífice destaca que San José estuvo «siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley y a través de los cuatro sueños que tuvo».

Subraya también que «tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel».

Recuerda que «para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero. De regreso en su tierra, vivió de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo».

«Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo», hace hincapié el Santo Padre.

El Papa Francisco ofrece en su Carta Apostólica una reflexión sobre San José como padre amado, padre en la ternura, padre en la obediencia, padre en la acogida, padre de la valentía creativa, padre trabajador y padre en la sombra.

Padre amado

Francisco subraya que «la grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús».

«Por su papel en la historia de la salvación, san José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano». También recuerda que «como descendiente de David, de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta Natán, y como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento».

Padre de la ternura

Según enseña francisco en esta Carta Apostólica, «Jesús vio la ternura de Dios en José». «José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia».

Padre de la obediencia

El Papa señala que «así como Dios hizo con María cuando le manifestó su plan de salvación, también a José le reveló sus designios y lo hizo a través de sueños que, en la Biblia, como en todos los pueblos antiguos, eran considerados uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad».

«José estaba muy angustiado por el embarazo incomprensible de María», recuerda el Obispo de Roma, pero «con la obediencia superó su drama y salvó a María».

Tras huir a Egipto para salvar a la Sagrada Familia de la maldad de Herodes, «José esperó con confianza y paciencia el aviso prometido por el ángel para regresar a su país».

«Y cuando en un tercer sueño el mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban matar al niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a su madre y que volviera a la tierra de Israel, él una vez más obedeció sin vacilar».

De esa manera, «en la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre».

Padre en la acogida

«José acogió a María sin poner condiciones previas», afirma el Pontífice. «Confió en las palabras del ángel».

«José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia».

En ese sentido, «la acogida de José nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil».

Padre de la valentía creativa

La valentía creativa, explica Francisco, «surge especialmente cuando encontramos dificultades. De hecho, cuando nos enfrentamos a un problema podemos detenernos y bajarlos brazos, o podemos ingeniárnoslas de alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener».

Por eso, aunque «el Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un trabajo».

«No hace falta mucha imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros hermanos y hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por las adversidades y el hambre».

«A este respecto, creo que san José sea realmente un santo patrono especial para todos aquellos que tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria».

Padre trabajador

Hay un aspecto de San José que tradicionalmente se ha destacado, y es «su relación con el trabajo».

«San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo».

Esa identificación de San José con el trabajo digno se hace hoy más necesaria que nunca: «En nuestra época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar».

Padre en la sombra

El Papa destaca que José es para Jesús «la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos».

«Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él».

Francisco explica que «en la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre. También la Iglesia de hoy en día necesita padres».

En ese ámbito, el Papa recuerda otro apelativo que recibe José, el de «castísimo».

«No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todoslos ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz».

José «fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentralizarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida».

Indulgencia en el «Año de San José»

Para obtener la indulgencia plenaria, se precisa en el Decreto, se deberán cumplir las condiciones prescritas por la Iglesia para tal efecto: confesión sacramental, comunión eucarística y rezar por las intenciones del Santo Padre.

Las modalidades en las cuales se concederá la indulgencia plenaria en el Año de San José que comienza hoy son las siguientes:

«Se concede la indulgencia plenaria a cuantos mediten al menos durante 30 minutos la oración del Padre Nuestro, o participen en un Retiro Espiritual de al menos una jornada donde se realice una meditación sobre San José».

«Aquellos que sobre el ejemplo de San José realicen una obra de misericordia corporal o espiritual podrán igualmente conseguir el don de la indulgencia plenaria».

«Para que todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo clima de íntima comunión, de amor y de oración que se vivía en la Sagrada Familia, se concede la indulgencia plenaria por el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios».

«Podrá conseguir la indulgencia plenaria aquel que confíe cotidianamente sus actividades a la protección de San José y cada fiel que invoque con la oración la intercesión del Artesano de Nazaret para que, quien se encuentre a la búsqueda de empleo, pueda encontrar ocupación y que el trabajo de todos sea digno».

«Se concede la indulgencia plenaria a los fieles que reciten las Letanías a San José (para la tradición latina), o el Akathistos a San José, entero o al menos una parte (para las tradiciones bizantinas), u otra oración a San José propia de otras tradiciones litúrgicas por la Iglesia perseguida ad intra ad extra y para el alivio de todos los cristianos que padecen alguna forma de persecución».

Además, «para reafirmar la universalidad del patrocinio de San José sobre la Iglesia, además de dichos motivos, la Penitenciaría Apostólica concede la indulgencia plenaria a los fieles que reciten cualquier oración legítimamente aprobada o acto de piedad en honor de San José».

«Por ejemplo, ‘A ti, oh, San José’, especialmente desde el 19 de marzo hasta el 1 de mayo, en la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, en el Domingo de San José (según la tradición bizantina), el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina».

El Decreto finaliza especificando que «en el actual contexto de emergencia sanitaria, el don de la indulgencia plenaria se extiende de forma particular a los ancianos, a los enfermos, a los agonizantes, y a todos aquellos que por motivos legítimos se encuentran imposibilitados a salir de casa, a los cuales, con el alma libre de todo pecado y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, en su casa o donde les retiene su enfermedad, reciten un acto de piedad en honor a San Joseé, consuelo de los enfermos y patrono de la buena muerte, ofreciendo con fe a Dios los dolores y sufrimientos de la vida».

8 de diciembre de 2020

"EUROPA SERÁ CRISTIANA O NO SERÁ"

 LA BANDERA DE LA UNIÓN EUROPEA


Hace 65 años se establecía la Bandera de la Unión Europea. 

Su simbolismo y varias coincidencias dan para pensar.


San Juan Pablo II decía:

"EUROPA SERÁ CRISTIANA O NO SERÁ...."

El breve video del enlace es muy ilustrativo:

https://youtu.be/I_vOVVRbZ4w




4 de diciembre de 2020

EN TIEMPOS DE IDOLATRÍA

SAN JUAN DAMASCENO

Doctor de la Iglesia (675-749)

 

LA ADORACIÓN A DIOS

 

En estos tiempos en que a tantos se los adora como “dios” y también se adora “la naturaleza”, vale la pena releer un párrafo de uno de los escritoS de este Doctor de la Iglesia, referido al culto público y privado de los fieles, en los orígenes del cristianismo.

 

 

Cuando el emperador de Constantinopla prohibió el culto a las imágenes haciéndose eco de los iconoclastas que acusaban a los cristianos occidentales y orientales -fundamentalmente los monjes- de adorar imágenes, San Juan Damasceno defendió la práctica de la veneración (no adoración) de las imágenes religiosas contra los iconoclastas, con esta famosa frase:

 

“Lo que es un libro para los que saben leer,

es una imagen para los que no leen.

Lo que se enseña con palabras al oído,

lo enseña una imagen a los ojos.

Las imágenes son el catecismo de los que no leen”.

 

Refiere la leyenda que, en medio de la querella de los iconoclastas perdió una mano, y la Virgen se la restituyó. El ícono de la Trijerusa (que tiene tres manos) es sumamente popular y venerado en la Iglesia Oriental, y recuerda este hecho.

 

San Juan Damasceno fue uno de los primeros en distinguir, en el culto público y privado de los cristianos, entre la adoración  y la veneración: la primera sólo puede dirigirse a Dios, sumamente espiritual; la segunda, en cambio, puede utilizar una imagen para dirigirse a aquel que es representado en esa imagen.

 

Obviamente, el santo no puede en ningún caso ser identificado con la materia de la que está compuesta la imagen. Esta distinción se reveló en seguida muy importante para responder de modo cristiano a aquellos que pretendían como universal y perenne la observancia de la severa prohibición del Antiguo Testamento de utilizar las imágenes en el culto. Esta era la gran discusión también en el mundo islámico, que acepta esta tradición judía de la exclusión total de imágenes en el culto. En cambio los cristianos, en este contexto, han discutido sobre el problema y han encontrado la justificación para la veneración de las imágenes.

 

San Juan Damasceno escribe:

 

"En otros tiempos, Dios nunca se había sido representado en una imagen, al ser incorpóreo y no tener rostro. Pero dado que ahora Dios ha sido visto en la carne y ha vivido entre los hombres en Jesucristo, yo represento lo que es visible en Dios. Yo no venero la materia, sino al creador de la materia, que se hizo materia por mí y se dignó habitar en la materia y realizar mi salvación a través de la materia. Por ello, nunca cesaré de venerar la materia a través de la cual me ha llegado la salvación. Pero de ningún modo la venero como si fuera Dios. ¿Cómo podría ser Dios aquello que ha recibido la existencia a partir del no ser? (...) Yo venero y respeto también todo el resto de la materia que me ha procurado la salvación, en cuanto que está llena de energías y de gracias santas. ¿No es materia el madero de la cruz tres veces bendita? (...) ¿Y no son materia la tinta y el libro santísimo de los Evangelios? ¿No es materia el altar salvífico que nos proporciona el Pan de vida? (...) Y antes que nada, ¿no son materia la carne y la sangre de mi Señor? O se debe suprimir el carácter sagrado de todo esto, o se debe conceder a la tradición de la Iglesia la veneración de las imágenes de Dios y la de los amigos de Dios que son santificados por el nombre que llevan, y que por esta razón habita en ellos la gracia del Espíritu Santo. Por tanto, no se ofenda a la materia, la cual no es despreciable, porque nada de lo que Dios ha hecho es despreciable".

 

2 de diciembre de 2020

LA MISIÓN "AD GENTES"

SAN FRANCISCO JAVIER, presbítero

(1506-1552)



Nacido en 1506 en el castillo de Javier (Navarra), en el seno de una familia de noble linaje, fue un estrecho colaborador de San Ignacio de Loyola (1491-1556), a quien conoció durante sus estudios en París, donde formó parte del grupo de los precursores de la Compañía de Jesús.

 

Luego de su ordenación sacerdotal (1537), partió en 1541 como legado del Papa Paulo III a las Indias Orientales, 

 

Se convirtió así en “el mayor misionero de los tiempos modernos”. Su afán evangelizador le llevó a recorrer unos 70.000 kilómetros en sus 11 años de misionero: India, Ceilán, Malaca, islas Molucas, Japón.


Un mapa con el recorrido misionero de San Francisco Javier)

 

Las crónicas dicen que concluía su larga jornada misionera, cansados los brazos de bautizar, y ronco de predicar el Credo apostólico.

 

El 3 de diciembre de 1552 muere a las puertas de China, sin cumplir su deseo de evangelizar este gran país.

 

Benedicto XVI, en su Mensaje a los jóvenes en 2008, escribía:

 

 “Queridos amigos, sed santos, sed misioneros,

porque nunca se puede separar la santidad de la misión.

No tengáis miedo de convertiros en santos misioneros

como san Francisco Javier, que recorrió el Extremo Oriente anunciando la Buena Noticia hasta el límite de sus fuerzas,

o como santa Teresa del Niño Jesús, que fue misionera

aun sin haber dejado el Carmelo”.

 

 “Estad listos a poner en juego vuestra vida

para iluminar el mundo con la verdad de Cristo;

para responder con amor al odio y al desprecio de la vida; para proclamar la esperanza de Cristo resucitado

en cada rincón de la tierra”.

 

San Francisco Javier es el patrono universal de las Misiones, junto a Santa Teresita de Lisieux, 

 

La oración colecta de la Misa de este día dice:

 

Señor y Dios nuestro,
que adquiriste para Ti numerosos pueblos
por la predicación de san Francisco Javier,
concédenos su mismo ardor para difundir la fe,
y que la santa Iglesia se alegre de ver crecer,
en todas partes, el número de sus hijos.

 

S. Francisci Xaverii

Ora pro nobis!





El Castillo de Javier en Navarra en la actualidad  

1 de noviembre de 2020

EGO SUM RESURRECTIO ET VITA...

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

 

Ego sum resurrectio et Vita

qui credit in Me

etiam si mortuus fuerit, vivet

(Jn, 11,25)


En este día recordamos a nuestros seres queridos difuntos, y elevamos nuestra oración por su descanso eterno.


Caben aquí muchos hombres y mujeres, cercanos en el camino de la vida:

- nuestros ancestros familiares, especialmente nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hermanos tíos y primos, nuestros padrinos…

- aquellos que nos educaron: nuestros maestros y profesores

- quienes nos guiaron en el camino de la fe: sacerdotes y laicos.

- nuestros amigos y compañeros de estudio y de ideales

- los que trabajaron a nuestro lado…

 

La Iglesia nos invita a tenerlos presentes en la oración de hoy:

 

POR LAS ALMAS DE NUESTROS SERES QUERIDOS DIFUNTOS,

QUE EL SEÑOR LES PERMITA CONTEMPLAR

EL RESPLANDOR DE SU ROSTRO.

 

Y YA QUE SE DURMIERON CON LA ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN,

DIOS LOS RECIBA CON AMOR EN SU CASA

Y NOS CONCEDA A NOSOTROS

REENCONTRARNOS CON TODOS ELLOS

EN LA GLORIA DE SU REINO.

 

QUE BRILLE PARA ELLOS LA LUZ QUE NO TIENE FIN.

 

REQUIESCANT IN PACE.

AMEN.