Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

10 de noviembre de 2014

¿SENTIR ES CREER?

Confundir religión con sentimiento descompone la vida de fe.


"Decir que se puede ser cristiano al margen de un comportamiento ético, 
es reducir el cristianismo al sentimentalismo".
Padre Santiago Martín.



Enfermedad.

"No herir sentimientos se ha convertido en una enfermedad, en el 'dogma' más brutal y violento de la vida religiosa en Estados Unidos, incluso de buena parte de la vida católica", dice Dale Vree, un converso del ateísmo que dirige la revista norteamericana New Oxford Review. "Es justamente el dogma de 'no hacer que nadie se sienta mal' el que está en la base del omnipresente "políticamente correcto" y el que ha influido de manera determinante en la vida de la Iglesia", agrega.
Según Vree, esta omnipresencia del sentimiento "va hasta la raíz misma de la vida parroquial, donde las imágenes de los santos han sido reemplazadas por globos, pancartas y cartillas expresando buenos sentimientos". "Es virtualmente imposible rezar antes o después de Misa porque las conversaciones amigables y las palmaditas en la espalda inundan el ambiente. El Credo no se dice y las homilías se han convertido en una secuencia de chistes y frases de pseudo-psicología 'pop'. Las palabras de la liturgia son improvisadas y cambiadas según el gusto de clérigos políticamente correctos", dice Vree.
El intelectual converso señala además que "en muchas parroquias, el primer objetivo de la Misa ha sido cambiado de recibir a Jesús y alabar al Altísimo por 'celebrar la comunidad', es decir, celebrar nuestros 'maravillosos' egos"; y no sin ironía, cita a un "experto" liturgista según el cual "la Misa no debería transmitir un sentimiento de infinitud o eternidad del mundo de más allá, sino más bien sensibilidad comunitaria entre los feligreses". 
Decadencia. 

"Lamentablemente", continúa Vree, "este catolicismo sensiblero, donde el saludo de la paz parece ser el punto culminante de la Misa, no tiene ningún magnetismo: no mucha gente sale de la cama el domingo en busca de un abracito tibio". 

Y cita, al respecto, escalofriantes estadísticas: en 35 años, la asistencia a Misa entre los católicos de Estados Unidos descendió del 70% al 25%, mientras que solamente uno de cada cuatro católicos comprende lo que significa la presencia real de Jesús en la Eucaristía. 
Cambios

Según el P. Bernard X. Gorges, fundador de un exitoso movimiento catequético denominado "Totus Tuus", "es evidente que nuestra cultura del placer y el bienestar tienen un papel significativo en la consolidación de esta cultura del 'sentirse bien'". 

Sin embargo, el sacerdote nativo de Wichita, Kansas, considera que, en el mundo católico, "hemos contribuido con esta cultura cada vez más, reemplazando la enseñanza de la doctrina por la transmisión de sentimientos agradables". El P. Gorges, cuyo movimiento se dedica a enseñar el catecismo a los jóvenes y ha experimentado un éxito sorprendente en el Medio Oeste norteamericano, cree que "la catequesis ha desaparecido víctima de un círculo de nunca acabar: 
  • a los niños no se les enseña el Catecismo porque 'son muy pequeños', 
  • a los jóvenes no se les enseña porque son 'muy rebeldes' 
  • y a los mayores no se les enseña porque 'ya son muy viejos'. 
De esta manera, la transmisión de los contenidos de fe prácticamente ha desaparecido".
Esperanza. 

Según el sacerdote, "es un mito creer que a los jóvenes no les interesa el conocimiento de la doctrina. Por el contrario, tienen hambre de la verdad, del conocimiento de lo que es objetivamente bueno y malo". El P. Gorges dice que justamente se decidió a crear "Totus Tuus" porque "quedé conmovido al ver cómo los jóvenes anhelaban alimento espiritual sólido, y habían recibido, en cambio, algodón dulce". Actualmente, "Totus Tuus" está compuesto por esos mismos jóvenes que buscan formación sólida y que hoy evangelizan a sus compañeros.
Para Gorges, la conclusión es clara: "a pesar de que hablar de doctrina puede herir algunos sentimientos, la verdad sigue teniendo la capacidad de atraer las mentes y el bien sigue atrayendo los corazones". "En medio de este mundo de hipocresías acarameladas, esto ciertamente es un signo de esperanza", concluye.

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