“SINE DOMINICO NON POSSUMUS”
“Sin reunirnos el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir”
En estos tiempos de distanciamiento social por la epidemia,
y frente a la larga “suspensión del precepto dominical”
-decretada hace dos años (marzo de 2020)-
es bueno recordar el ejemplo de estos mártires
En Abitina, pequeña localidad cercana a Cartago de la actual Túnez, en el siglo IV,
49 cristianos fueron sorprendidos un domingo
mientras, reunidos en la casa de Octavio Félix,
celebraban la Eucaristía, desafiando así las prohibiciones imperiales.
DOS COMENTARIOS DE BENEDICTO XVI:
EN BARI, DE LA HOMILÍA DEL 29 DE MAYO DE 2005:
“Tras ser arrestados fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino. Fue significativa, entre otras, la respuesta que un cierto cristiano Emérito dio al procónsul que le preguntaba porqué habían transgredido la severa orden del emperador.
Respondió: “Sine dominico non possumus”; es decir, “sin reunirnos en comunidad el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir”. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias para no sucumbir.
Después de atroces torturas, estos 49 mártires de Abitina fueron asesinados. Así, con la efusión de la sangre, confirmaron su fe. Murieron, pero vencieron; ahora los recordamos en la gloria de Cristo resucitado”.
DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL
“SACRAMENTUM CARITATIS” (2007)
“A principios del s. IV, el culto cristiano estaba todavía prohibido por las autoridades imperiales. Algunos cristianos del Norte de África, que se sentían en la obligación de celebrar el día del Señor, desafiaron la prohibición.
Fueron martirizados mientras declaraban que no les era posible vivir sin la Eucaristía, alimento del Señor: sine dominico non possumus (Acta SS. Saturnini, Dativi el aliorum plurimorum martyrum in Africa. 7.9.10) Que estos mártires de Abitinia, junto con muchos santos y beatos que han hecho de la Eucaristía el centro de su vida, intercedan por nosotros y nos enseñen la fidelidad al encuentro con Cristo resucitado.
Nosotros tampoco podemos vivir sin participar en el Sacramento de nuestra salvación y deseamos ser iuxta dominicam viventes, es decir, llevar a la vida lo que celebramos en el día del Señor. En efecto, este es el día de nuestra liberación definitiva. ¿Qué tiene de extraño que deseemos vivir cada día según la novedad introducida por Cristo con el misterio de la Eucaristía?” (n.95)
FOTO: Mosaico bizantino de la Multiplicación de los Panes y los Peces (alrededor del año 480), que representa una cesta de pan flanqueada por dos peces. Se encuentra debajo de la mesa del altar en la “Iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces”, en la orilla noroeste del Mar de Galilea cerca de la localidad de Tabgha, Israel.
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