EL CLAUSTRO ROMÁNICO:
un símbolo de la civilización cristiana.
El Claustro de los
monasterios tiene su origen en el complejo benedictino de San Galo, en Sankt
Gallen (Suiza), levantado por monjes irlandeses hacia el año 613. El plano impreso en pergamino de este recinto es uno de los documentos más destacados del Medioevo.
En el número 5 el Claustro, anexo a la iglesia abacial
Situada al lado de
la iglesia abacial, configura el centro de la clausura monástica, y poseía un
patio ajardinado con una fuente en su centro, de donde siempre surge agua
rumorosa.
Vale la pena
conocer la estructura y diseño de este convento, donde todo está proyectado
para el fin de la vida monacal: "ORA ET LABORA" (abadía, sala
capitular, refectorio, granja, huerta, panadería, celdas, calefactorio,
biblioteca, scriptorum...)
El complejo abacial
en la época carolingia queda reflejado en un plano elaborado de la abadía suiza
de San Galo, edificado alrededor de 820, en el cual puede observarse la
disposición general de un monasterio importante de la época. El aspecto general
del complejo es el de una ciudad de casas aisladas con calles entre ellas. Está
edificado claramente de acuerdo a la regla benedictina, que establecía que, si
era posible, el monasterio contuviese todo lo necesario para la vida, así como
los edificios conectados más íntimamente con la vida religiosa y social de sus
internados. Su diseño fue el origen de multitud de monasterios que se levantaron
por toda la cristiandad.
Verdaderas
ciudadelas que hicieron grande a Europa con su vida de austeridad, estudio,
oración y trabajo, siguiendo la sabia enseñanza de San Benito. Y que conforma
los orígenes de nuestra civilización, hoy en decadencia.
Reconstrucción imaginaria del complejo monacal de San Galo, a partir de los planos conocidos.
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