EN
CUARESMA:
UN
GESTO DE SOBRIEDAD
El Arzobispo
de Lingayen-Dagupan, Filipinas, Monseñor Sócrates Villegas OP DD, hizo un
llamado a una "abstinencia" particular: la de evitar cualquier forma de aplauso durante las Celebraciones Eucarísticas.
El prelado
recordó que la Eucaristía es la actualización del sacrificio de Cristo en la
Cruz y pidió que su celebración no pierda el significado de la Liturgia y la
Adoración.
"El
Miércoles de Ceniza, que abre el tiempo litúrgico de Cuaresma, nos brinda una
buena ocasión para reflexionar sobre el valor y la importancia de la sobriedad,
el silencio y la moderación en la búsqueda de la santidad de la vida”.
El arzobispo
pide evaluar el gesto del aplauso,
presente en algunas Eucaristías locales. "¿Aplaudir es el antídoto contra
el aburrimiento en la iglesia? ¿Aplaudir en medio de la homilía o después de
ella es un signo de vitalidad litúrgica? ¿No es este aburrimiento proveniente
de un mal entendido sentido de adoración y oración?", cuestionó.
"La
comunidad de oración se convierte en un auditorio que necesita entretenimiento;
los ministros litúrgicos se convierten en artistas intérpretes o ejecutantes; y
los predicadores se convierten en maestros de brindis eruditos. No debería ser
así".
El prelado
recordó que el centro de la Eucaristía debe ser Dios y no los logros humanos y
que el aplauso no es un gesto apropiado para motivar a los sacerdotes y otros
creyentes, como quienes realizan donativos en beneficio de la Iglesia.
“Promovamos un
sentimiento de gratitud por el ministerio litúrgico bien celebrado, guiando a
nuestra gente a aspirar a disminuir para que el Señor pueda aumentar",
propuso el Arzobispo.
"En las
oraciones públicas y la Liturgia, la autoconciencia debe inclinarse ante la
conciencia de Dios. Somos una Iglesia unida por Dios, no un club de admiración
mutua autoorganizado".
De manera
concreta, Mons. Villegas pidió a los sacerdotes evitar el uso de aplausos para
mantener la atención de los fieles durante la homilía. "Una homilía bien
preparada, breve, inspirada e inspiradora es más fructuosa que los aplausos
intermitentes mientras se predica”.
De igual
manera, prohibió que se mencionen benefactores en las Eucaristías, por lo que
los agradecimientos deben ser realizados en otros espacios: "Céntrense en
Dios y solo a Él sea la gloria".
"No me
aplaudan a mí después de la Misa cuando visito su parroquia o capilla. Ustedes
y yo somos invitados en la Casa de Dios. Solo somos meseros en la Mesa del
Maestro", declaró el prelado.
"La
Eucaristía es el memorial del Calvario. ¿Quién habría
aplaudido en el Calvario? ¿Habrían aplaudido la Santísima Madre y el apóstol
Juan?
La
Eucaristía es la conmemoración de la muerte cruenta por la que pasó el Señor.
¿Quién aplaude mientras otros sufren? Es dolor con amor; sí, pero duele”.
El Arzobispo
pidió mantener la sobriedad durante este tiempo de Cuaresma y expresó su deseo
de que "esta abstinencia de aplausos fluya hacia los otros días del año.
¡Que en todas las cosas, sólo Dios y sólo Él puede ser glorificado!".
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