EL PAÑO DE
LA VERÓNICA
Es la mujer que enjuga el rostro de Jesús en
su camino al Gólgota, según la tradición. Su historia es muy conocida, y es representada en la sexta estación
del Via Crucis. A pesar de ello, no está incluida en el Martirologio romano, ya que no aparece en los Evangelios canónicos, aunque se la asocia con la mujer hemorroísa.
El paño de la Verónica ha sido, desde los
primeros siglos cristianos, muy venerado. El propio nombre de “Verónica” tiene
su etimología en el latín: “vera icon” (no hecho por manos humanas)
Es símbolo de la compasión y de la piedad.
El paño es una analogía de la vida del hombre, hecho a imagen y semejanza de
Dios, y que está llamado a buscar y contemplar el Divino Rostro.
"Paso" de la Semana Santa de Villaviciosa, Asturias, que representa a la Verónica con el santo lienzo y el Divino Rostro impreso en él.
UNA CURIOSIDAD ARQUITECTÓNICA
En la Basílica de San Pedro en el Vaticano,
el altar mayor que cubre el fabuloso baldaquino de Bernini (con columnas
salomónicas de 20 metros de altura, en bronce macizo, con el metal de las
cerchas de la pronaos del Panteón de Agripa) tiene a ambos lados dos inmensas
hornacinas con las imágenes de la Verónica y Santa Elena (ambas por su cercanía
al sacrificio de la Cruz)
En las dos fotos de abajo puede
apreciarse que, por encima de la estatua de Santa Verónica hay un balcón o
tribuna con una puerta y una reja: allí hay un relicario donde se encontraba el
venerado paño que identifica a la santa. Este lienzo hoy se venera en el
santuario italiano de Manoppello. Era una de las Mirabilia Urbis de Roma.
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