Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

1 de octubre de 2020

CUSTOS ANGELIS SANCTIS

 

LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS


Hoy la Iglesia memora a los ángeles de la guarda, aquellos seres espirituales que tienen encomendada la misión celestial de custodiar nuestro caminar por esta vida.



La pintura "Dos ángeles" es del artista argentino Juan Antonio Spotorno,
quien fue el creador del diseño del distintivo de la Acción Católica Argentina en 1934.


Desde pequeños balbuceamos la conocida jaculatoria:

 

“ÁNGEL DE LA GUARDA, DULCE COMPAÑÍA

NO ME DESAMPARES NI DE NOCHE NI DE DÍA

HASTA QUE DESCANSE

EN LOS BRAZOS DE JESÚS, JOSÉ Y MARÍA”.



Vitral de la Catedral de Bayeux, Francia (siglo XV)


 

El gran escritor y poeta argentino Francisco Luis Bernárdez (1900-1978) expresa con párrafos sublimes esta verdad de la fe:

 

MI ÁNGEL DE LA GUARDA

de Francisco Luis Bernárdez

 

Yo soy el fiel amigo

que Dios te concedió como defensa

contra el viejo enemigo

que, en esta noche inmensa,

te aguarda con su encono y con su ofensa.

 

Yo soy el ser gozoso

que se complace en tus alegrías

con dichoso silencioso,

y el ser meditabundo

que compadece tu dolor profundo.

 

Yo soy el compañero

que Dios te dio para aliviar la carga

de tu duro sendero,

cuya pena es tan larga

como las horas de esta tierra amarga.

 

Yo soy el manso guía

que ha de llevarte por la noche obscura

hacia el eterno día,

donde la luz más pura

brilla en la plenitud de su hermosura.

 

Dios me puso a tu lado

el mismo día de tu nacimiento,

como guardián callado,

y desde aquel momento

seguí tus pasos y tu pensamiento.

 

De pie junto a la cuna

donde la luz de tu candor lucía

como la de la luna,

mi amor te defendía

del mundo que en la sombra te ceñía.

 

El mundo te sitiaba

con su sombra, con su frío y su tristeza,

pero mi amor alzaba

en torno a tu pureza

los muros de su eterna fortaleza.

 

Y el mundo rencoroso

era imponente contra tu alegría,

como fulgor dichoso

apenas si cabía

en el baluarte que mi amor te hacía.

 

Y si la tierra dura

respetaba tu sueño y lo envolvía

en callada ventura,

era porque sabía

que la luz de mi amor te protegía.

 

Era porque mi amparo

te cubría, piadoso, con el velo

de su fervor más claro,

dándote en este suelo

la milagrosa inmunidad del cielo.

 

Custos Angelis Sanctis

In itinere socius nostrus!

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