SOLEMNIDAD DEL BAUTISMO DEL SEÑOR EN EL JORDÁN
Con
este día, la Iglesia concluye el ciclo litúrgico de Navidad.
La magnífica liturgia oriental tiene oraciones (troparios y contaquios) sublimes que manifiestan la misteriosa epifanía del Bautismo del Señor en el río Jordán, recibido de manos de san Juan Bautista (cfr. Mc. 1, 7-11)
Son textos antiquísimos, que expresan la Luz que ilumina las tinieblas con el esplendor de la presencia del Redentor.
Aquí
tres ejemplos de esas maravillosas composiciones:
Tropario Tono 1:
“Al
bautizarte en el Jordán, oh Señor,
se
manifestó la adoración a la Trinidad:
porque la
voz del Padre dio testimonio de Ti,
llamándote
su Hijo muy amado,
y el
Espíritu, en forma de paloma,
confirmó
la veracidad de estas palabras.
Oh Cristo
Dios
que Te
manifestaste e iluminaste al mundo,
gloria a
Ti”.
Kontaquio Tono 4:
“Hoy Te
has aparecido al mundo
y tu Luz,
oh Señor,
se ha
grabado sobre nosotros que, conociéndote,
te
cantamos:
has
venido y te has manifestado, oh Luz inaccesible”.
Kontaquio, Tono 2:
«Aterrorizado ante tu presencia,
el río Jordán retrocedió preso de miedo;
y habiendo cumplido tu ministerio profético,
Juan lo señaló con temor.
Las legiones de ángeles se sorprendieron
al verte bautizado en la carne
y todos aquellos que se encontraban en
tinieblas
fueron iluminados y te alabaron,
pues apareciste para iluminar todas las
cosas».
ACLAMACIONES ANTE LA MAGNIFICENCIA
DEL SANTO BAUTISMO:
Creemos en Ti, Cristo; ilumina
nuestros corazones,
para que seamos hijos de la luz.
Nos acercamos a ti, Señor;
concédenos vivir en Ti y seremos
tus hijos adoptivos.
De tu costado, Cristo, brotó una fuente de agua,
que lava la suciedad del mundo
y renueva la vida.
Sobre las aguas clama la voz del Padre,
brilla la gloria del Hijo
y da vida el amor del Espíritu Santo.
Iglesia santa, abre tus brazos
y recibe a los nacidos por el Espíritu de Dios.
Alégrense, ustedes, elegidos de Dios,
sepultados con Cristo en su muerte,
resucitados en Cristo por la fe.
Ésta es la fuente de la vida,
que ha lavado al mundo entero;
brotó de la herida de Cristo.
Esperen el Reino de los cielos,
ustedes, que han renacido de esta fuente.
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