EL FARISEÍSMO
Y TRES CARACTERÍSTICAS:
LA SOBERBIA, LA HIPOCRESÍA
Y LA CRUELDAD
Jesús increpa a los fariseos, Giotto.
En
el mundo moderno se consolida una nueva mentalidad sofística, donde el hombre
es la medida de todo y Dios no cuenta. Así, la verdad depende del hombre y es
relativa: una dictadura del relativismo. No existe la Verdad. La verdad es una
opinión…
En
este ambiente engañoso, se arraiga una postura religiosa de doblez, propiamente
farisaica, que es la corrupción y el abuso de lo religioso.
En
esta devastación de lo auténticamente religioso se dan siete pasos (según escribe el Padre
Leonardo Castellani):
1)
la religión se
vuelve exterior, sin vida interior y sin conversión interior. Sólo fingimiento.
2)
la religión se
vuelve rutina y oficio: cae en lo rutinario.
3)
la religión se
vuelve negocio, un interés económico
4)
la religión se
vuelve medio de poder y de influencia.
5)
la religión muta
en una aversión a los que son auténticamente religiosos
6)
se persigue con dureza
y crueldad a quienes son auténticamente religiosos.
7)
concluye en el
sacrilegio y en el homicidio.
Este
fariseísmo religioso tiene tres características, que son antiguas como la
humanidad:
LA SOBERBIA
Es
un vicio capital que mata la raíz de la vida espiritual.
Dice
de ella San Juan Clímaco (La santa escala):
o
Es la negación de
Dios
o
Desprecio de los
hombres
o
Invención de los
demonios
o
Madre de la
condenación del prójimo
o
Hija de la
alabanza humana
o
Indicio de
esterilidad espiritual
o
Precursora de la
locura
o
Destierro de la
ayuda de Dios
o
Agente de las
caídas
o
Fuente de la ira
o
Puerta de la
hipocresía
o
Agente de la
falta de misericordia
o
Ignorancia de la
compasión
o
Inquisidora
amarga de las culpas ajenas
o
Raíz de la
blasfemia
LA HIPOCRESÍA
Esta
palabra surge del griego, que significa simulación. El hipócrita es aquel que,
siendo malo en el interior, se muestra aparentemente bueno en el exterior.
Santo
Tomás dice que la simulación es cierta mentira manifestada como verdad en
signos exteriores. Engaña a los demás por lo que no es. La mentira es su arma
predilecta, y necesita de ella para justificarse y atraer a los demás.
Es
la actitud de la apariencia, donde una mentira se presenta confusamente como
verdad.
LA CRUELDAD
El
falso creyente persigue implacablemente al verdadero creyente, con saña ciega y
con constancia implacable. Es vengativo y feroz en la persecución de quien obra
con verdad. Es despiadado y retorcido.
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