EL CENOTAFIO Y EL SARCÓFAGO
DE SAN JERÓNIMO
La vida de San Jerónimo, presbítero y
Doctor de la Iglesia, está muy unida a Belén, donde vivió sus últimos 35 años.
Y las vueltas de la historia, que es
maestra de vida, quiso que el lugar donde fue enterrado (en una gruta debajo de
la Basílica de la Natividad en Belén) sea un lugar de gran devoción.
Sus restos mortales fueron llevados a
Roma y se encuentran en otro lugar muy significativo de la historia de la
arqueología eclesiástica: la Cripta de Belén en la Basílica papal de Santa María la Mayor.
Las fotos nos muestran estos dos lugares
y la admirable conexión que implica la Eucaristía con Belén, la “casa del Pan”,
lugar donde el Verbo nació en la carne, y en el que quiso morir San Jerónimo.
BELÉN
La gruta donde fue sepultado San
Jerónimo en Belén (en la actualidad es un cenotafio)
En la misma gruta, la placa que recuerda
su tumba que dice: “Aquí yace San Jerónimo, presbítero y Doctor de la Iglesia”
y otra placa, enfrente de la anterior, que recuerda a los cuatro compañeros que
erigieron los monasterios en Belén “Paula, Eustoquio, Paulina y Fabiola”
ROMA
Los restos mortales de San Jerónimo están en un sarcófago del
altar de la llamada “Cripta de Belén” en la Basílica papal de Santa María la
Mayor.
En este lugar, debajo del altar mayor de la Basílica, está el
pesebre del Niño Dios. Estas reliquias de la cuna de Belén fueran enviadas por
san Sofronio de Jerusalén, al Papa Teodoro I -642-649- ante las dificultades
originadas por la invasión musulmana. Precisamente es en tiempos del Papa
Teodoro, cuando la basílica se llamaba Sancta Maria ad Praesepe. Se unen así,
la Eucaristía y Belén, de manera misteriosa y admirable, al presbítero
Jerónimo.
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