¿PORQUÉ LA AMAZONIA ES TAN
ESTÉRIL EN SACERDOTES Y CONSAGRADOS?
Uno de los planteos que se
repite en el Sínodo de los Obispos para la Amazonia, que está reunido en Roma,
es la posibilidad de ordenar “viri probati” casados ante la escasez de
sacerdotes en la región.
El artículo que sigue está escrito por el padre Martín Lasarte Topolanski sdb, sacerdote
salesiano uruguayo, misionero en Angola y responsable de la animación misionera
salesiana en África y América Latina.
El Papa Francisco lo
ha nombrado personalmente para este Sínodo y lo que sigue fue escrito como una
contribución al Sínodo antes de su iniciación.
TRES TIPOS DE “ALZHEIMER PASTORAL”
La inevitable pregunta es ¿cómo es posible que pueblos con
tantas riquezas y similitudes antropológico-culturales, con los pueblos
amazónicos: en sus ritos, mitos, profundo sentido comunitario, comunión con el
cosmos, profunda abertura religiosa como en África, Japón, la India, Filipinas,
Vietnam, Corea y muchos otros… hayan florecido las comunidades cristianas y las
vocaciones sacerdotales y en cambio en algunas partes de la Amazonia, luego de
200, 400 años hay una esterilidad eclesial y vocacional? Hay diócesis,
congregaciones, que estando presentes hace más de un siglo y no tienen una
vocación indígena local.
Pienso que uno de los problemas pastorales en varias
partes de América Latina, y en particular de la Amazonía, es la insistencia en
los “viejos caminos”. Y no me refiero a tradicionalistas preconciliares, sino a
líneas pastorales y mentalidades que se han quedado ancladas en el 68 y la
década de los 70-80.
Yo identifico 3 tipos de Alzheimer
pastorales que repercuten en la esterilidad evangelizadora amazónica.
1. Antropologismo cultural
En 1971, el grupo de 12 antropólogos,
realizó la conocida “Declaración de Barbados”, la cual afirmaba que la Buena
Nueva de Jesús era una pésima noticia para los pueblos indígenas. Ciertamente
que de esta provocación, surgió en varias partes un fecundo diálogo entre
antropólogos y misioneros, que ha servido de mutuo enriquecimiento. Pero en
otros lugares se cayó en una auto-censura, perdiendo la “alegría de
evangelizar” (Evangelii Gaudium 1-13). Recuerdo casos de religiosas que
decidieron no anunciar Jesucristo, ni dar catequesis, “por respeto a la cultura
indígena”. Se limitarían al testimonio y al servicio. […]
Por veces, la insistencia sobre el
testimonio es tal que se pretende que este supla el anuncio. Sobre esto, Pablo
VI, en el documento fundamental sobre la evangelización, “Evangelii Nuntiandi”
(22) nos dice:
“Sin embargo,
esto sigue siendo insuficiente [el testimonio], pues el más hermoso testimonio
se revelará a la larga impotente si no es esclarecido, justificado —lo que
Pedro llamaba dar "razón de vuestra esperanza"—, explicitado por un
anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el
testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la Palabra
de vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la
doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo
de Dios”.
2. Moralismo social
De más de un lugar he sentido
expresiones similares de los agentes pastorales: “Cuando la gente precisa de servicios vienen a nosotros (Iglesia
Católica), pero cuando buscan un sentido para sus vidas van a otros
(evangélicos, etc.)”. Es evidente y muy constatable, que la iglesia,
queriendo ser “una Iglesia Samaritana”, se ha olvidado de ser una “iglesia
Magdalena”. Es una iglesia “prestadora de servicios” que no anuncia el gozo de
la Resurrección del Señor.
El compromiso social de la Iglesia,
en la evangélica opción por los más pobres, sin duda ha estado y continúa
siendo un aspecto constitutivo del proceso evangelizador, que expresa la
dimensión diaconal de la Iglesia. Tal compromiso ha sido no sólo una riqueza
para la Iglesia Latinoamericana, sino para la Iglesia Universal.
El problema es cuando este tipo
actividades ha absorbido el resto de la vida y dinamismos de la Iglesia,
dejando en la sombra, silenciando, o dando por supuestas las demás dimensiones:
kerigmática, catequética, litúrgica, koinonia. Estamos en una tensión no resuelta
de Marta y María.
Gracias a Dios, es la misma Virgen la
que cuida de sus hijos, y toca el corazón popular, no a partir de grandes
reflexiones, sino a partir de la simple piedad popular: rica, directa, llena de
afecto, muy sentida por los “pequeños”.
Basta tener presente la grande devoción amazónica de la
Virgen de Nazaret, donde en octubre, en Belém de Pará, cerca de dos millones de
peregrinos acompañan la procesión del “Cirio de Nazaret” (imagen de la
Virgen de Nazaret).
La enorme hemorragia de católicos, en
la Iglesia Latinoamericana, hacia la constelación de iglesias evangélicas y
neo-pentecostales, responde, sin duda, a varios factores, por lo que no se
puede ser simplista, pero ciertamente que la falta de una pastoral mucho “más
religiosa” y “menos sociologizada” ha influenciado muchísimo a una emigración a
las iglesias evangélicas y nuevos movimientos religiosos, donde en la Palabra,
en una acogida fraterna y calurosa, en una presencia constante, en un fuerte
sentido de pertenencia, encuentran un “sentido” y una compañía para sus vidas.
Visitando una diócesis, donde en los
inicios de los años 80, el 95% de la población era católica y hoy son el 20%, recuerdo
el comentario de uno de los misioneros europeos que sistemáticamente han
“des-evangelizado” la región: “No favorecemos la superstición sino la dignidad
humana”… Pienso que está todo dicho.
La iglesia en algunos lugares se ha
transformado en una grande manager de servicios (sanitarios, educativos,
promocionales…), pero poco en madre de la fe.
3. Secularismo
Un tercer Alzheimer es el secularismo.
Una iglesia se seculariza, cuando sus
agentes pastorales interiorizan dinámicas de una mentalidad secularizada: la
ausencia o una muy tímida -casi pidiendo perdón- manifestación de la fe.
Las consecuencias de tales opciones o
influencias pastorales, sin duda que se reflejan en la esterilidad vocacional o
en la falta de perseverancia en el camino emprendido, por carencia de
motivaciones profundas.
Nadie deja
todo para ser un animador social, nadie entrega su existencia a una “opinión”;
nadie ofrece el absoluto de su vida a un relativo, sino solo al Absoluto de
Dios. Cuando esta dimensión teológica,
religiosa no es evidente, patente y viva en la misión, nunca existirán opciones
de radicalidad evangélica, que es un indicador de que la evangelización tocó el
alma de una comunidad cristiana.
Una comunidad cristiana que no genera
vocaciones sacerdotales y religiosas, es una comunidad portadora de alguna
enfermedad espiritual. Podremos ordenar los “viri probati”, las “honeste
mulieribus”, los “pueribus bonum”, pero los problemas de fondo permanecerán:
una evangelización sin Evangelio, un cristianismo sin Cristo, una
espiritualidad sin Espíritu Santo.
Lógicamente que una visión horizontal
de la cultura dominante, donde Dios está ausente, o reducido a algunos
conceptos simbólicos, culturales o morales, es imposible que llegue a apreciar
el fecundo valor espiritual y pastoral del celibato sacerdotal como un don
precioso de Dios y de total y sublime disposición de amor y servicio a la
Iglesia y a la humanidad.
Solo podrán existir vocaciones
sacerdotales auténticas cuando se establece una relación auténtica, exigente,
libre y personal con la persona de Jesucristo. Tal vez sea muy simplista, pero
a mi modo de ver el “nuevo camino” para la evangelización de Amazonia es la
novedad de Cristo.
La falta de vocaciones al sacerdocio y religiosas en el
Amazonia ¿es un desafío pastoral o más bien es la consecuencia de opciones
teológico-pastorales que no dieron los resultados esperados o parciales? Según
mi opinión, la propuesta de los “viri probati” como una solución a la
evangelización, es una propuesta ilusoria, casi mágica, que no toca el real
problema de fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario