Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

14 de octubre de 2019

UN DIAGNÓSTICO REALISTA PARA EL SÍNODO DE LA AMAZONIA


¿PORQUÉ LA AMAZONIA ES TAN ESTÉRIL EN SACERDOTES Y CONSAGRADOS?



Uno de los planteos que se repite en el Sínodo de los Obispos para la Amazonia, que está reunido en Roma, es la posibilidad de ordenar “viri probati” casados ante la escasez de sacerdotes en la región.

El artículo que sigue está escrito por el padre Martín Lasarte Topolanski sdb, sacerdote salesiano uruguayo, misionero en Angola y responsable de la animación misionera salesiana en África y América Latina.

El Papa Francisco lo ha nombrado personalmente para este Sínodo y lo que sigue fue escrito como una contribución al Sínodo antes de su iniciación.


TRES TIPOS DE “ALZHEIMER PASTORAL”


La inevitable pregunta es ¿cómo es posible que pueblos con tantas riquezas y similitudes antropológico-culturales, con los pueblos amazónicos: en sus ritos, mitos, profundo sentido comunitario, comunión con el cosmos, profunda abertura religiosa como en África, Japón, la India, Filipinas, Vietnam, Corea y muchos otros… hayan florecido las comunidades cristianas y las vocaciones sacerdotales y en cambio en algunas partes de la Amazonia, luego de 200, 400 años hay una esterilidad eclesial y vocacional? Hay diócesis, congregaciones, que estando presentes hace más de un siglo y no tienen una vocación indígena local.
Pienso que uno de los problemas pastorales en varias partes de América Latina, y en particular de la Amazonía, es la insistencia en los “viejos caminos”. Y no me refiero a tradicionalistas preconciliares, sino a líneas pastorales y mentalidades que se han quedado ancladas en el 68 y la década de los 70-80. 
Yo identifico 3 tipos de Alzheimer pastorales que repercuten en la esterilidad evangelizadora amazónica.
1.   Antropologismo cultural

En 1971, el grupo de 12 antropólogos, realizó la conocida “Declaración de Barbados”, la cual afirmaba que la Buena Nueva de Jesús era una pésima noticia para los pueblos indígenas. Ciertamente que de esta provocación, surgió en varias partes un fecundo diálogo entre antropólogos y misioneros, que ha servido de mutuo enriquecimiento. Pero en otros lugares se cayó en una auto-censura, perdiendo la “alegría de evangelizar” (Evangelii Gaudium 1-13). Recuerdo casos de religiosas que decidieron no anunciar Jesucristo, ni dar catequesis, “por respeto a la cultura indígena”. Se limitarían al testimonio y al servicio. […]
Por veces, la insistencia sobre el testimonio es tal que se pretende que este supla el anuncio. Sobre esto, Pablo VI, en el documento fundamental sobre la evangelización, “Evangelii Nuntiandi” (22) nos dice:
“Sin embargo, esto sigue siendo insuficiente [el testimonio], pues el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente si no es esclarecido, justificado —lo que Pedro llamaba dar "razón de vuestra esperanza"—, explicitado por un anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la Palabra de vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios”.
2.   Moralismo social

De más de un lugar he sentido expresiones similares de los agentes pastorales: “Cuando la gente precisa de servicios vienen a nosotros (Iglesia Católica), pero cuando buscan un sentido para sus vidas van a otros (evangélicos, etc.)”. Es evidente y muy constatable, que la iglesia, queriendo ser “una Iglesia Samaritana”, se ha olvidado de ser una “iglesia Magdalena”. Es una iglesia “prestadora de servicios” que no anuncia el gozo de la Resurrección del Señor.
El compromiso social de la Iglesia, en la evangélica opción por los más pobres, sin duda ha estado y continúa siendo un aspecto constitutivo del proceso evangelizador, que expresa la dimensión diaconal de la Iglesia. Tal compromiso ha sido no sólo una riqueza para la Iglesia Latinoamericana, sino para la Iglesia Universal.
El problema es cuando este tipo actividades ha absorbido el resto de la vida y dinamismos de la Iglesia, dejando en la sombra, silenciando, o dando por supuestas las demás dimensiones: kerigmática, catequética, litúrgica, koinonia. Estamos en una tensión no resuelta de Marta y María. 
Gracias a Dios, es la misma Virgen la que cuida de sus hijos, y toca el corazón popular, no a partir de grandes reflexiones, sino a partir de la simple piedad popular: rica, directa, llena de afecto, muy sentida por los “pequeños”.
Basta tener presente la grande devoción amazónica de la Virgen de Nazaret, donde en octubre, en Belém de Pará, cerca de dos millones de peregrinos acompañan la procesión del “Cirio de Nazaret”  (imagen de la Virgen de Nazaret).
La enorme hemorragia de católicos, en la Iglesia Latinoamericana, hacia la constelación de iglesias evangélicas y neo-pentecostales, responde, sin duda, a varios factores, por lo que no se puede ser simplista, pero ciertamente que la falta de una pastoral mucho “más religiosa” y “menos sociologizada” ha influenciado muchísimo a una emigración a las iglesias evangélicas y nuevos movimientos religiosos, donde en la Palabra, en una acogida fraterna y calurosa, en una presencia constante, en un fuerte sentido de pertenencia, encuentran un “sentido” y una compañía para sus vidas.
Visitando una diócesis, donde en los inicios de los años 80, el 95% de la población era católica y hoy son el 20%, recuerdo el comentario de uno de los misioneros europeos que sistemáticamente han “des-evangelizado” la región: “No favorecemos la superstición sino la dignidad humana”…  Pienso que está todo dicho.
La iglesia en algunos lugares se ha transformado en una grande manager de servicios (sanitarios, educativos, promocionales…), pero poco en madre de la fe.
3.   Secularismo

Un tercer Alzheimer es el secularismo.  Una iglesia se seculariza, cuando sus agentes pastorales interiorizan dinámicas de una mentalidad secularizada: la ausencia o una muy tímida -casi pidiendo perdón- manifestación de la fe.
Las consecuencias de tales opciones o influencias pastorales, sin duda que se reflejan en la esterilidad vocacional o en la falta de perseverancia en el camino emprendido, por carencia de motivaciones profundas.
Nadie deja todo para ser un animador social, nadie entrega su existencia a una “opinión”; nadie ofrece el absoluto de su vida a un relativo, sino solo al Absoluto de Dios. Cuando esta dimensión teológica, religiosa no es evidente, patente y viva en la misión, nunca existirán opciones de radicalidad evangélica, que es un indicador de que la evangelización tocó el alma de una comunidad cristiana.
Una comunidad cristiana que no genera vocaciones sacerdotales y religiosas, es una comunidad portadora de alguna enfermedad espiritual. Podremos ordenar los “viri probati”, las “honeste mulieribus”, los “pueribus bonum”, pero los problemas de fondo permanecerán: una evangelización sin Evangelio, un cristianismo sin Cristo, una espiritualidad sin Espíritu Santo.
Lógicamente que una visión horizontal de la cultura dominante, donde Dios está ausente, o reducido a algunos conceptos simbólicos, culturales o morales, es imposible que llegue a apreciar el fecundo valor espiritual y pastoral del celibato sacerdotal como un don precioso de Dios y de total y sublime disposición de amor y servicio a la Iglesia y a la humanidad.
Solo podrán existir vocaciones sacerdotales auténticas cuando se establece una relación auténtica, exigente, libre y personal con la persona de Jesucristo. Tal vez sea muy simplista, pero a mi modo de ver el “nuevo camino” para la evangelización de Amazonia es la novedad de Cristo.
La falta de vocaciones al sacerdocio y religiosas en el Amazonia ¿es un desafío pastoral o más bien es la consecuencia de opciones teológico-pastorales que no dieron los resultados esperados o parciales? Según mi opinión, la propuesta de los “viri probati” como una solución a la evangelización, es una propuesta ilusoria, casi mágica, que no toca el real problema de fondo.







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