BREVES MEDITACIONES SOBRE LA FORTALEZA
EN TIEMPOS DE PANDEMIA
EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Meditando
en esta virtud cardinal con Joseph Pieper
La fortaleza supone la vulnerabilidad.
Ser fuente o valiente no
significa otra cosa que poder recibir una herida, entendiendo por tal todo
aquello, que aconteciendo en y por nosotros sucede en contra de nuestra
voluntad, todo cuanto de alguna manera nos acarrea daño, dolor, sufrimiento, en
cuanto inquieta y oprime.
La
fortaleza y la muerte
La más grave de todas las heridas es la muerte. Ser fuerte es en
el fondo estar dispuesto a morir por un bien más alto o más precisamente estar
dispuesto a caer (morir) en el combate por el Bien. Todo acto de fortaleza,
hasta el más pequeño se nutre de esa disposición del hombre de morir si es
necesario por el Bien
La fortaleza y el martirio
Por eso es que el acto de fortaleza
supremo es, para el cristiano, el martirio o sea morir por Cristo.
El fuerte no sufre por sufrir sino por un bien mayor que ama.
Pero el fuerte no sufre por sufrir, porque no desprecia la vida,
sino que la tiene en menos que el bien por el que la entrega, que en el
martirio es Cristo.
No
podemos suprimir del todo el sufrimiento.
Precisamente cuando los hombres, intentando
evitar toda dolencia, tratan de alejarse de lo que podría significar aflicción,
cuando quieren ahorrarse la fatiga y el dolor de la verdad, del amor y del
bien, caen en una vida vacía en la que quizás ya no existe el dolor, pero en la
que la oscura sensación de la falta de sentido y de la soledad es mucho mayor
aún.
Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante
el dolor, Lo que cura es la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en
ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cris to, que ha
sufrido con amor infinito.
Ser fuerte no es lo mismo que no tener miedo
Ser fuerte y valiente no es lo mismo que no tener miedo, sino el
no dejar que el miedo nos fuerce al mal o nos impida la realización del bien.
Fortaleza y el acto de resistir
El acto principal de la fortaleza es
resistir y no tanto atacar, y requiere de la firmeza y perseverancia en la
adhesión al bien, que da la energía necesaria para soportar la herida y el
dolor y no ser abatido por la tristeza.
Fortaleza
y Paciencia
Ser fuerte, requiere por esa razón de la paciencia, el hombre
paciente es aquel que no se deja arrebatar la serenidad o la clarividencia por
las heridas que se reciben mientras hace el bien...
Fortaleza,
Paciencia, Confianza y Esperanza.
El hombre fuerte es paciente, pero el paciente no necesariamente
es fuerte. Pues el hombre fuerte para ser tal requiere no sólo la disposición
para resistir y soportar el mal con la fuerza de la paciencia, sino también la
disposición para pasar atacar si es prudente hacerlo, para lo cual requiere de
la confianza en sí mismo y de la esperanza en vencer al mal
Sólo
el hombre prudente y justo puede además ser valiente.
Es la prudencia la que informa la fortaleza, en la medida que la
primera es un saber directivo de todo el obrar humano hacia la realización del
bien, lo que implica conocimiento de la realidad y un saber cómo actuar en el
caso concreto.
La prudencia supone una
valoración justa de las cosas y de toda la realidad que determina cual es en
cada circunstancia el justo medio de la virtud, en este caso el acto concreto
de fortaleza, pues esta no es una fuerza ciega sino como toda virtud es
conforme con la razón. En este sentido la experiencia vivida por los mayores,
es una parte importante de la prudencia que puede ayudar mucho a los de más
especial a los más jóvenes
La Fortaleza requiere también de la
justicia,
En la medida que esta implica
orden interior, la armonía del alma, la obediencia de los apetitos a la razón,
tanto en la vida individual como social”.
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