PRINCIPIO VISIBLE Y FUNDAMENTO
PERPETUO DE LA UNIDAD DE FE DE LA IGLESIA
La Fiesta litúrgica de la CÁTEDRA DE SAN PEDRO es una celebración muy importante, que se remonta a los primeros siglos del
cristianismo, para recordarnos lo que, con precisión, expresa el Concilio
Vaticano II: Pedro es el principio visible y fundamento perpetuo de la unidad
de fe de la Iglesia (cfr. L.G. 23), por mandato explícito del Señor.
El Evangelio que hoy
se lee (siguiendo la actual traducción que se usa en España) dice:
"... tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no
la derrotarán..." (cfr. Mat. 16,18)
Palabras divinas que
son de una actualidad viva en estos tiempos de tantas miserias humanas que se
muestran con desoladora crudeza.
Un poema profano, del
escritor español Pedro Antonio de Alarcón, expresa esta realidad, con breve y
admirable prosa:
ROMA
de Pedro Antonio de
Alarcón
¡Sólo tú por dos
veces el imperio!
¡oh Roma! ¡Has ejercido en las edades!
¡Sólo tú de dos ínclitas ciudades
envuelves en la púrpura el misterio!
Dos veces asombrado el hemisferio
contempló tu grandeza o tus maldades,
según fueron del orbe potestades
León o Borgia, César o Tiberio.
De Persépolis, Ninive y Cartago
no queda más que fúnebres ruinas:
cálida arena y solitarias palmas;
¡y tú, inmortal en medio del estrago,
al perecer las águilas latinas,
conquistaste el imperio de las almas!
La oración colecta de
este día es explícita:
DIOS TODOPODEROSO
TE PEDIMOS QUE
NINGUNA TRIBULACIÓN NOS PERTURBE
YA QUE NOS HAS
EDIFICADO SOBRE LA PIEDRA
DE LA CONFESIÓN
APOSTÓLICA.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
En la Basílica
vaticana de San Pedro, la llamada "gloria de Bernini" en el ábside
central: el vitral de un sol de alabastro con una paloma (representación del
Espíritu Santo) y un trono de bronce que contiene en su interior la silla que
usaba san Pedro, sostenida por cuatro santos Padres de la Iglesia: san Agustín
y san Ambrosio (por la latina) y san Atanasio y san Juan Crisóstomo (por la
oriental). La mirada del peregrino-romero que llega allí, se dirige
inevitablemente a este maravilloso conjunto iconográfico, lleno de simbolismos.
La antiquísima
escultura negra de san Pedro sedente, en la basílica vaticana, en este día se
reviste de una soberbia capa roja y se le coloca la tiara papal.
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