UNA ALEGORÍA
ANTE EL INCENDIO DE
NOTRE DAME DE PARÍS
ANTE EL INCENDIO DE
NOTRE DAME DE PARÍS
Las fotos del devastador incendio de la techumbre de
la Catedral de París y de su torre-aguja con su cruz, al iniciarse la Semana
Santa 2019, son imágenes que expresan muchos símbolos y alegorías.
Entre
los paralelos que podemos entrever en estos signos, hay motivos de esperanza
cierta y de confianza impertérrita.
La estructura del templo mayor parisino sigue en pie, como en el siglo XII.
Porque está firmemente edificado en piedra, y se sostiene sobre una piedra
angular. Fue construida desde la sólida fe de siglos, que hicieron de Europa la
admiración del mundo.
Y la hermosa imagen de la Notre Dame sigue sonriendo
con su blanca figura desde una columna de la Catedral, que sigue incólume, como desde el siglo XIV. Es una Virgen esbelta, de notable altura, que lleva
en el brazo izquierdo a su Hijo, mientras en la mano derecha sostiene un lirio,
símbolo de pureza. El Niño lleva en su mano una esfera,
Llama la atención que la Virgen parece sonreír, en
mayor o menor medida, según desde el ángulo del que se la mire. Desde una
perspectiva opuesta, su rostro adquiere un tono más serio.
Seguramente la Notre Dame sonreía al ver a jóvenes franceses -como verdaderas piedras vivas de la Iglesia- rezando ante el templo humeante,
al otro lado del Sena. Ellos son expresión de una renovada esperanza.
Así también sucede con la Iglesia. Algunos de sus
miembros podrán oscurecer la lozanía de su figura. Pero su fundación, su
constitución esencial y su derrotero “hasta el fin de los tiempos” nos presenta
la maravillosa realidad de un misterio de salvación que no será derrotado.
“... y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia
y el poder del infierno
no prevalecerá contra ella”
(cfr. Mt.16,18)
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