SANTO TOMÁS DE AQUINO FRENTE A
LA DICTADURA DEL RELATIVISMO
Ponencia del Dr. Hugo Verdera en la XLIV Semana Tomista de Buenos Aires en la UCA el jueves 12 de septiembre de 2019,
donde expresa la necesidad imprescindible de volver a la obediencia y a la defensa de la fe en un mundo dominado por la "dictadura del relativismo".
donde expresa la necesidad imprescindible de volver a la obediencia y a la defensa de la fe en un mundo dominado por la "dictadura del relativismo".
1.
Introducción: “Verdad y misión de la
Iglesia”
En el capítulo 17 del Evangelio de San Juan, se relata
la “oración sacerdotal de Nuestro Señor Jesucristo”, al final de la última
Cena. El Salvador se dirige, primero al Padre en un diálogo emocionado y
emocionante, en el cual ofrece como Sacerdote, su sacrificio inminente, su
Pasión y su Muerte. En segundo lugar, el Divino Maestro ruega por sus
discípulos, a los que envía al mundo a proclamar la obra de redención que va a
consumar.
Así, Jesucristo ha rogado por Sí mismo; ahora ruega
por sus Apóstoles, que tendrán la misión de continuar la obra redentora en el
mundo. Y expresa contundentemente la esencia de la misión: “haz que ellos sean completamente tuyos por medio de la verdad; tu
palabra es la verdad. Yo los he enviado al mundo como tú me enviaste a mí. Por
ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que también ellos se ofrezcan a ti
por medio de la verdad”.
El mandato del Redentor se centra esencialmente, en la
“santificación
en la verdad”. Dice el Crisóstomo: “santifícalos en la verdad”, es
decir, hazlos santos por donación del Espíritu Santo y la sana doctrina, porque
los santos preceptos de Dios instruyen y santifican el alma”.
El Magisterio de la Iglesia ha señalado en Santo Tomás
la plena realización de esta oración hecha por el Divino Maestro en los últimos
momentos antes de su Pasión. Y lo ha hecho el magisterio por ser Santo Tomás
“el maestro de la verdad”. Y debemos enfatizarlo, de la “verdad católica”
Es hoy una realidad que, como señalaba Anselmo de
Canterbury, “unos pocos solamente piensan en la verdad depositada en el ser de la
cosas” (1).
Y hoy es tan real, tan patente, que se ha ido
instaurando un absolutismo de las valoraciones subjetivas, que conforman una
«dictadura del relativismo», que rotunda y reiteradamente denunciara Benedicto
XVI.
Así, siendo Cardenal, consideraba al relativismo como
el problema esencial para la vivencia de la fe en nuestra época (2); “el
desafío más grande para la cultura actual” (3) y el “nuevo rostro de la
intolerancia”, conformándose así una verdadera “dictadura del relativismo” (4).
Despojar al hombre de su fe, es despojarlo de su
futuro y de su eternidad. Al despojarle al hombre --para el entonces Cardenal Ratzinger- el
relativismo cuestionaba radicalmente a la capacidad de alcanzar la verdad para
el hombre, afectándose así su condición de fundamento para la vida individual y
social del hombre.
Frente a esta “dictadura del relativismo”, es
indispensable consolidarnos en el hábito católico de la “clasicidad”, esto es, tener la firme constancia de no apartarse un
ápice de lo tradicional, en el aprecio a la tradición católica, para
vitalizarnos por el legado recibido, y así la Iglesia resplandecerá como casa
del “Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (5).
Ante esta irrupción dictatorial del relativismo, la
actitud auténticamente católica es la defensa de la verdad.
Como bien señala Monseñor Aguer, “también hoy en día, el maestro de la verdad católica –como se decía en
el siglo XIII-, el profesor de religión, el predicador ministro de la Palabra y
aun los fieles ilustrados, no pueden contentarse con una simple exposición de
la doctrina, sin consideración de los errores contrarios que la oscurecen, de
los prejuicios culturales que impiden su recta comprensión, del ambiente
filosófico o más bien ideológico que se va tornando hegemónico en la opinión
general. Es preciso elaborar un ACOMPAÑAMIENTO
APOLOGÉTICO DE LA DIFUSIÓN DE LA VERDAD y para eso estudiar el pensamiento
contemporáneo, registrar sus puntos de acuerdo o de no oposición a la fe, para
apoyarse en ellos y elaborar los argumentos racionales necesarios para
desmontar los errores que la contradicen” (6).
2.
Santo Tomás de Aquino y la esencialidad de
la verdad
Afirma el Doctor Angélico que, por su propia
naturaleza, el hombre se halla esencialmente ordenado a la verdad, entendida “como la conformidad entre el entendimiento
y las cosas; de aquí que conocer esta conformidad es conocer la verdad”.
Hay que pensar la verdad y decir lo que se piensa a
quien pueda aprovechar.
La verdad es la realidad de las cosas. De ahí que sea
fundante del conocimiento intelectual verdadero, ya que a verdad en el
entendimiento que juzga es “manifestativa y declarativa del ser” (7)
Santo Tomás de Aquino dice que la verdad es la adaequatio
rei et intellectus. Adecuación de las cosas a su idea ejemplar en el
entendimiento divino (verdad ontológica o trascendental); y adecuación del
intelecto humano a la realidad de las cosas naturales (verdad lógica o del
conocimiento).
Es decir, la verdad es la adecuación del pensamiento
humano a la realidad de las cosas naturales, es decir las que tienen su causa
en Dios.
Porque, como explica santo Tomás de Aquino, el
entendimiento que es causa de las cosas, es su regla y su medida; pero el
entendimiento humano toma su ciencia de las cosas naturales, las que él no ha
creado, a diferencia de las artificiales que realiza un artífice; y así, la
realidad de las cosas naturales es la regla y la medida del entendimiento
humano; y por consiguiente la verdad del conocimiento humano sobre las cosas
naturales consiste en que el entendimiento humano se adecue a dichas cosas.
Y la verdad es la adecuación del pensamiento a la
realidad de las cosas naturales, puesto que la verdad en su fundamento
originario es obviamente la realidad de las cosas naturales: ya se ha encargado
Dios de hacer esa realidad.
Es correcto, por tanto, decir que la verdad es la
adecuación del pensamiento a la realidad. Porque la verdad está principalmente
en el entendimiento del que depende su ser, es la adecuación de las cosas al
entendimiento del que dependen.
Las cosas naturales no dependen de nuestro
entendimiento, sino que su ser depende del entendimiento divino. “La verdad
consiste en la adecuación del intelecto y la cosa. Ahora bien, el entendimiento
que es causa de las cosas, es asimismo su regla y su medida; mas, respecto al
entendimiento que toma su ciencia de ellas, sucede todo lo contrario.
Por consiguiente, cuando las cosas son regla y medida
del entendimiento, la verdad consiste en que el entendimiento se adecue a la
cosa, y esto es lo que sucede en nosotros; pues de que la cosa sea o no sea,
depende que nuestro pensamiento (opinio)
y su expresión sea verdadero o falso. Pero cuando el entendimiento es regla o
medida de las cosas, la verdad consiste en que las cosas se adecuen al
entendimiento; como se dice que el artífice hace una obra verdadera, cuando
concuerda con su idea artística (8).
Así, para el Aquinate, la verdad es la adecuación de
las cosas a su idea ejemplar en el entendimiento divino (verdad ontológica o
trascendental); y adecuación del intelecto humano a la realidad de las cosas
naturales (verdad lógica o del conocimiento)
A este saber especulativo se involucra también, en el
hombre, el saber operativo, es decir, el saber para actuar.
El magisterio de la Iglesia ha hecho suya esta verdad,
y la ha enseñado como doctrina desde siempre.
Y a la doctrina de Santo Tomás de Aquino como la más
acabada fundamentación teológica-metafísica de la cultura católica, formando
parte del tesoro; así lo ha entendido siempre el Magisterio y la tradición
católica.
En tres audiencias generales (9) , Benedicto XVI
dedicó sus catequesis a Santo Tomás. Expresó que “incluso más de setecientos años después de su muerte, podemos aprender
mucho de él”, destacando sobre todo el valor que Santo Tomás da a la razón
y a su capacidad para alcanzar la auténtica verdad sobre el hombre (10)
En dicha catequesis de Benedicto XVI se refleja el
altísimo concepto que Santo Tomás tenía de la persona humana, lo más perfecto
que hay en toda la naturaleza y la actualidad de su enseñanza sobre el obrar
humano y la ley natural, en la que se expresan las exigencias de nuestra
condición.
Y expresa que “CUANDO
SE NIEGA LA LEY NATURAL Y LA RESPONSABILIDAD QUE IMPLICA SE ABRE DRAMÁTICAMENTE
EL CAMINO AL RELATIVISMO ÉTICO EN EL PLANO INDIVIDUAL Y EL TOTALITARISMO DEL
ESTADO EN EL PLANO POLÍTICO” (11).
Pero resulta que estas conclusiones, basadas en el
Evangelio y en el más auténtico Magisterio de la Iglesia, hoy son cuestionada e
incluso rechazadas aún desde el mismo interior de la Iglesia. ¿Por qué?
3.
El proceso de rechazo de la verdad
Se da hoy día la prevalencia de una profunda
desconfianza en las capacidades de la razón humana para conocer la verdad,
resultado lógico de negarle a esa razón humana sus posibilidades de alcanzar el
ser de las cosas, lo que conlleva a un constante cuestionamiento de la verdad.
No se acepta, en la teoría y en la práctica común, que
la verdad sea conocer lo que las cosas son, conocer el ser de las cosas. Dicho
escolásticamente, que la verdad sea la adecuación entre el entendimiento y la
cosa.
Se ha dado, pues en esta postmodernidad, un “oscurecimiento o eclipse de la verdad”.
Esto explica el auge del “relativismo ético”, consecuencia propia del
“relativismo cognitivo”, que avanza en la estructura socio-política,
adquiriendo características de “único pensamiento correcto”, y que va a derivar,
en su lógica férrea interna, en una auténtica “dictadura del relativismo”, como
vimos que Benedicto XVI caracterizaba a la actual situación que vivimos (12),
afirmando que “hoy se trata de crear la impresión de que todo es relativo (…) Pero la
Iglesia no puede callar el espíritu de la verdad. No caigamos en la tentación
del relativismo…”.
De este modo la modernidad proclama una total
autonomía con independencia de la Revelación. Así, culmina desconociendo a
Tomás de Aquino y separando la cultura de la catolicidad.
Por eso, San Juan Pablo II enfatiza que lo católico
será paulatinamente reducido a un culto y obligado a habitar exclusivamente en
la individualidad de la conciencia. Y comienza a consolidarse la secularidad,
que alcanza su más elevada expresión en la reforma protestante y el
nominalismo, vaciando la metafísica del fundamento de lo real (13).
Y tres años antes, en una entrevista, denunciaba que “hoy realmente se da una dominación del
relativismo. Quien no es relativista parecería que es alguien intolerante.
Pensar que se puede comprender la verdad esencial es visto ya como algo
intolerante. Pero en realidad esta exclusión de la verdad es un tipo de
intolerancia muy grave y reduce las cosas esenciales de la vida a un
subjetivismo”.
Así, como señalamos en otra ocasión, “la pretensión hegemónica de imposición del
relativismo, se consolida en una cultura que se ufana de lo progresista, lo
cambiante, lo efímero; pues bien, en una cultura que por esencia rechaza lo
dogmático, se pretende sostener como dogma máximo la “dictadura del
relativismo”. Todo es relativo, esa es la única verdad inconmovible que se
acepta. Y la Iglesia Católica, en su misión de anunciar y enseñar
auténticamente la Verdad, que es Cristo, no puede permanecer indiferente frente
a
la realidad
de esta crisis” (…) “las ideologías fundamentadas en el
agnosticismo, el escepticismo o el relativismo, que al negar la capacidad de la
razón humana para conocer la verdad; al afirmar que no existe una verdad
objetiva válida para todos los hombres, sino que la verdad es un producto
construido en cada momento histórico, imponiendo la mera opinión (doxa) de cada
uno como eje rector de la vida individual y social, concluye en la imposición
de un totalitarismo de alcances extraordinarios” (14).
Ante esta “irrupción
de este relativismo agresivo”, Benedicto XVI enfatizó que “precisamente a causa de la influencia de
factores de orden cultural e ideológico, la sociedad civil y secular se
encuentra hoy en una situación de desvarío y confusión: se ha perdido la
evidencia originaria de los fundamentos del ser humano y de su obrar ético, y
la doctrina de la ley moral natural se enfrenta con otras concepciones que
constituyen su negación directa”. Y así predomina “una concepción
positivista del derecho”, al sostenerse que “la mayoría de los ciudadanos, se
convierte en la fuente última de la ley civil”, abandonándose “la búsqueda del
bien”, sustituyéndola por la búsqueda “del poder, o más bien, del equilibrio de
poderes”.
Y “la raíz de esta tendencia se encuentra el
relativismo ético, en el que algunos ven incluso una de las condiciones
principales de la democracia…” (…) Pero, si fuera así, la mayoría que existe en
un momento determinado se convertiría en la última fuente del derecho. La
historia demuestra con gran claridad que las mayorías pueden equivocarse. La
verdadera racionalidad no queda garantizada por el consenso de un gran número
de personas, sino sólo por la transparencia de la razón humana a la Razón
creadora y por la escucha común de esta Fuente de nuestra racionalidad” (15) .
Y ante este desafío Benedicto XVI señala la urgente
necesidad de reafirmar “la obediencia a
la verdad, que “debe 'castificar' nuestra alma y así guiar a la palabra
recta y a la recta acción. En otros términos, hablar para buscar el aplauso,
hablar orientándose a todo lo que los hombres quieren oír, hablar obedeciendo a
la dictadura de la opinión común debe considerarse una especie de prostitución
de la palabra y del alma”. Y esta «castidad» “consiste en no someterse a este
estándar, a no buscar el aplauso sino la obediencia de la verdad” (16).
4.
Conclusiones: Crisis de la verdad y solución
tomista.
El Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en la presentación de
su libro “La Fuerza del Silencio”,
expresó que “no es un misterio –y lo digo con gran sufrimiento–, que nuestro
mundo moderno vive de hecho un alejamiento práctico de Dios”, y que , “aún más
doloroso para mí es el CONSTATAR CÓMO
ESTA SUPERFICIALIDAD, ESTA IMPIEDAD INJURIOSA HACIA DIOS Y HACIA LA PERSONA
HUMANA HAYA ENTRADO TAMBIÉN EN LA IGLESIA», y que LA LITURGIA –a la que el Concilio Vaticano II llamó «fuente y
culmen de la vida cristiana»– ES LA «QUE
MÁS SUFRE POR LA REDUCCIÓN SECULARISTA QUE OCURRE TAMBIÉN DENTRO DE LA IGLESIA»,
agregando que “SE PIENSA QUE EL HOMBRE DE HOY PUEDE CREER MEJOR SI LE
PROPONEMOS UNA FE que no se funda tanto sobre la Revelación de Cristo y la
Tradición de la Iglesia, sino SOBRE LAS EXIGENCIAS DEL HOMBRE MODERNO, SOBRE
SUS POSIBILIDADES Y MENTALIDAD». Y se pregunta: “¿ESCUCHAMOS HABLAR DE FE, VIDA
ETERNA, COMUNIÓN CON LA PERSONA DE CRISTO, DE PECADO COMO RUPTURA Y REBELIÓN
CONTRA DIOS EN NUESTRAS HOMILÍAS?» cuestionó.
O “se intenta quizá cancelar todos estos gestos que no
parecen ‘comprensibles’ al hombre de hoy, sustituyéndolos con un río de
palabras que transforman nuestras eucaristías más que en celebraciones, en
grandes espectáculos, en cuyo centro hay un hombre cerrado en sus problemas y
en sus criterios”, señaló.
Y en el libro próximo a aparecer, titulado The Day is Long Spent, escribe el
Cardenal Sarah: “EUROPA PARECE PROGRAMADA PARA LA AUTODESTRUCCIÓN”. Y el
problema que él ve es que Occidente “PARECE ODIARSE”, MIENTRAS LA IGLESIA
CATÓLICA PARECE ESTAR EN MEDIO DE LA APOSTASÍA INTERNA.
Y todo este diagnóstico tiene su raíz en la “irrupción
agresiva de la dictadura del relativismo”, aun en el mismo interior de la
Iglesia.
Se hace pues imprescindible la urgente necesidad de
“obediencia a la verdad”.
Y sin duda el pensamiento de Santo Tomás de Aquino,
“maestro de la verdad” se evidencia como una auténtica respuesta para enfrentar
a la “dictadura del relativismo”, afincada en un humanismo secular,
radicalmente anti católico.
Cito nuevamente
el Papa emérito Benedicto XVI, cuando siendo el Cardenal Ratzinger, decía que
el Papa es el “abogado de la memoria cristiana”; “no impone desde fuera, sino
despliega la memoria cristiana y la defiende” (17).
De ahí que el Magisterio debe confirmar la doctrina
revelada, conforme a la tradición, conforme, en suma, a la memoria cristiana.
Frente a la pretensión de la “dictadura del
relativismo, cabe aplicarle la sentencia del filósofo inglés Roger Scruton, de
que “EL RELATIVISMO ES EL PRIMER REFUGIO DE LOS CANALLAS”.
Jueves 12 de septiembre de 2019
Hugo Alberto Verdera
Hugo Alberto Verdera
NOTAS
1 Anselmo de Canterbury, Diálogos sobre la verdad, IX.
2 J. Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia. El cristianismo y
las religiones del mundo, 3ª ed., Sígueme, Salamanca 2005, pp. 105s.: “el
relativismo ha llegado a ser el problema central para la fe en nuestra época.”
3 Ibíd., p. 75.
4 Así lo expresa en la Predicación en la Misa Pro eligendo
Romano Pontifice del 18 de Abril del 2005: “El relativismo, es decir, dejarse
‘llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina’, parece ser la única
actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del
relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida
sólo el propio yo y sus antojos.”
5 1 Tim 3, 15.
6 Mons. Héctor Aguer, La actualidad de Santo Tomás, Homilía
en la misa de inauguración del año académico en el Seminario Mayor “San José”,
7/3/2011)
7 Santo Tomás, De veritate, q. 1, art. 1.
8 Es decir, adecuación de las cosas a su idea ejemplar en el
entendimiento divino (verdad ontológica o trascendental); y adecuación del
intelecto humano a la realidad de las cosas naturales (verdad lógica o del
conocimiento).
9 Cf. Audiencias Generales de los miércoles 2, 16 y 23 de
junio de 2010.
10 Audiencia General del 16 de junio: “Santo Tomás nos
propone una visión de la razón humana amplia y confiada: amplia porque no se
limita a los espacios de la llamada razón empírico-científica, sino que está
abierta a todo el ser y por tanto también a las cuestiones fundamentales e
irrenunciables del vivir humano; y confiada porque la razón humana, sobre todo
si acoge las inspiraciones de la fe cristiana, promueve una civilización que
reconoce la dignidad de la persona, la intangibilidad de sus derechos y la
obligatoriedad de sus deberes”.
11 Ibíd. 12 Discurso dado en Cracovia el 26 de mayo de 2006.
13 Encíclica Fides et ratio, N° 45.
14 Hugo Alberto Verdera, “La crisis de la cultura católica,
hoy», Disertación en la Semana Tomista, año 2017
15 Discurso del Papa Benedicto XVI Sobre la ley natural,
ante los miembros de la Comisión Teológica Internacional el 5 de octubre de
2007.
16 Homilía de Benedicto XVI a los Miembros de la Comisión
Internacional de Teólogos, 6 de octubre de 2006
17 Cardenal Joseph Ratzinger, Alocución en Dallas ante el
Sínodo de los Obispos norteamericanos, en 1991, con el lema «Si quieres la paz,
respeta la conciencia de todo hombre».
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