LA BÚSQUEDA FRENÉTICA DE LA NOVEDAD EN
TODAS LAS COSAS
Un párrafo muy actual de una Encíclica del Papa Benedicto XV (1914-1922), sucesor de San Pío X y antecesor de Pío XI.
Se trata de AD BEATISSIMI APOSTOLORUM, su primera Carta Encíclica, escrita al comenzar la Primera Guerra Mundial.
“...Así se engendraron los
monstruosos errores del modernismo, que nuestro Predecesor llamó justamente
síntesis de todas las herejías y condenó solemnemente.
Nos, venerables hermanos, renovamos
aquí esta condenación en toda su extensión.
Y dado que tan pestífero contagio no
ha sido aun enteramente atajado, sino que todavía se manifiesta acá y allá,
aunque solapadamente, Nos exhortamos a que con sumo cuidado se guarde cada uno
del peligro de contraerlo [...]
Y no solamente deseamos que los
católicos se guarden de los errores de los modernistas, sino también de sus
tendencias o del espíritu modernista, como suele decirse; el que queda
inficionado de este espíritu rechaza con desdén todo lo que sabe a antigüedad y
busca con avidez la novedad en todas las cosas:
§ en el modo de
hablar de las cosas divinas,
§ en la celebración
del culto sagrado,
§ en las
instituciones católicas
§ y hasta en el
ejercicio privado de la piedad.
Queremos, por tanto, que sea
respetada aquella ley de nuestros mayores:
“Que nada sea innovado, si no es en
el sentido de la tradición” (Nihil
innovetur, nisi quod traditum est); la cual, si por una parte, ha de ser
observada inviolablemente en las cosas de fe, por otra, sin embargo, debe
servir de norma para todo aquello que pueda sufrir mutación, si bien aún en
esto vale generalmente la regla: Non
nova, sed noviter (no novedades, sino de un modo nuevo)”.
Benedicto XV,
Ad Beatissimi
Apostolorum, 1-11-1914.
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