Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

26 de junio de 2023

JACULATORIAS PREFERIDAS DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ

 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ

(1902-1975)

Una anécdota de sus años juveniles “lo pintan de cuerpo entero”.

 

En su habitación de seminarista tenía una imagen de la Virgen del Pilar (advocación que se venera en Zaragoza, muy cercana a su Barbastro natal).

 



En la base de esta pequeña escultura de yeso había grabado el 26 de septiembre de 1924 (un año antes de ser ordenado sacerdote) una de sus jaculatorias favoritas: “DOMINA, UT SIT!” (“¡Señora, que sea!”)

 


En la Basílica del Pilar de la ciudad de Buenos Aires, en el magnífico retablo colonial del Señor de la Paciencia, puede verse a la izquierda una pequeña imagen de San Josemaría,  entronizada en septiembre de 2009.

 


Sus jaculatorias preferidas (desde su adolescencia)

 

En la foto de san Josemaría (una pintura de Armando Pareja Tello) una frase de su celebérrimo libro de pensamientos espirituales, "CAMINO", que él tomó de la doxología del Canon Romano. Sus cartas las iniciaba con esa sigla "D.O.G.!". Con un parecido a nuestro entrañable: "¡AsJ!" (“¡Alabado sea Jesucristo!”)




En estos tiempos tan mundanizados, esta reflexión resuena como una voz profética.

 

Desde adolescente Josemaría tenía cinco jaculatorias preferidas, que recitaba muy a menudo:

 

* Domine, ut videam! (cf Lc 18, 41),

* Domina, ut sit!,                                

* Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam!,

* Regnare Christum volumus! (cf 1 Cor 15, 25),

* DEO OMNIS GLORIA! (cf Canon Romano, doxología)

 

22 de junio de 2023

CERCANOS A LAS ELECCIONES NACIONALES EN ARGENTINA

 

22 DE JUNIO

SANTO TOMAS MORO Y SAN JUAN FISHER, mártires.

 

"DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS"



Hoy la Iglesia recuerda a dos hombres ingleses eminentes del siglo XVI, uno laico y el otro obispo. Ambos sabios e íntegros.

 

No dudaron en “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, a costa de su propia vida, ya que ambos murieron decapitados por orden del rey Enrique VIII, por no prestarse a componendas, ni aceptar resoluciones reales que renegaban de la doctrina proclamada por la Iglesia y que contradecían sus firmes principios

 

San Juan Pablo II proclamó a Santo Tomás Moro, PATRONO DE LOS GOBERNANTES Y LOS POLÍTICOS en el año 2000, además de ser el santo patrono de los abogados.

 

Es oportuno, en este día (cercanos a las elecciones nacionales) rogar para que quienes tienen responsabilidades de gobierno o aspiran a serlo, a imitación de St. Thomas More, trabajen con honestidad y sabiduría por el bien común de la Nación, y sean ejemplo de coherencia moral, de la primacía de la verdad y de una lúcida conciencia rectamente formada que busque siempre el bien en sus decisiones.

 

 

Como así también pedir la intercesión del cardenal John Fisher, (que protestó fuertemente contra la mundanidad de algunos eclesiásticos, y la vanidad de aquellos que buscaban altos puestos por vanagloria o para hacer politiquería barata) para que los Pastores de la Iglesia sean hombres de una fe firme, de una inteligencia preclara y de una conducta irreprochable.

 

En nuestro tiempo, nos hacen falta muchos laicos como Tomás Moro en la esfera pública y dirigencial; y muchos obispos como Juan Fisher en el gobierno de la Iglesia…

 

20 de junio de 2023

LA BANDERA ARGENTINA EN UN VITRAL EXCEPCIONAL

 UNA ALEGORÍA MAGNÍFICA DEL PRIMER IZAMIENTODE LA BANDERA ARGENTINA EN ROSARIO DE SANTA FE

 

Por Miguel Carrillo Bascary (*)

Un análisis del notable vitral que corona la puerta cancel de la Catedral de Rosario y que es una alegoría sublime.



El tema de la obra

Recuerda el día más significativo de la historia civil de la ciudad argentina de Rosario, el 27 de febrero de 1812, cuando el entonces coronel Belgrano hizo izar por primera vez la Bandera nacional en la batería “Libertad”, ubicada a unos 100 metros hacia el sureste del templo, sobre la “Barranca de las Ceibas”. Es el lugar que, desde 1957, ocupa el Monumento Nacional a la Enseña patria. Como protagonistas del trascendental acto que refleja la imagen, se retrata al prócer y a dos colectivos sociales, la guarnición militar y el vecindario de la pequeña localidad, que con sus poco más de 700 habitantes[1] ni siquiera podía llamarse "villa" (pueblo).

Ubicación

Se encuentra en el templo que hoy es la Catedral, Basílica menor, Santuario arquidiocesano y Parroquia de “Nuestra Señora del Rosario”, ubicado en la ciudad que lleva este nombre, en la provincia de Santa Fe, Argentina.

En principio, no deja de llamar la atención que en esta iglesia católica se represente una escena histórica que poco tiene que ver con el credo. Sin embargo, se justifica plenamente ya que la evolución de la urbe está unida a la advocación mariana que se venera allí desde 1731. Con los años devino en el templo que se consagró en 1888 y que fue parcialmente reformado en 1927, momento en que se instaló la vidriería objeto de esta nota, con lo que el templo adquirió el aspecto que hoy conocemos.

Fue en derredor de esa humilde capilla que paulatinamente se formó la ciudad, hasta el punto que una ordenanza municipal de 1925 reconoció a la advocación de “Nuestra Señora del Rosario” como “fundadora” y que una ley provincial de 1823, le asignó el título de “patrona”, al par que otra ley estableció como “día de la ciudad” al 7 de octubre, festividad universal de aquella. 

Designación

No consta que el vitral tenga una nominación oficial; aunque se puede admitir la que figura en el folleto que se distribuyó cuando se habilitó el remozamiento de la Catedral en 1927, Creación y bendición de la Bandera Nacional en la Batería Libertad (año 1812)”. 

Autoría

Fue diseñado por Francisco (Francesco) Stella (Roma, 1862- Buenos Aires, 1940), que fuera escenógrafo y decorador. En su Roma natal se formó como alumno de Alejandro y Luis Bazzani [2], hasta el punto en que llegó a trascender.

 

Francesco Stella[3] el autor del diseño del vitral

Stella arribó a nuestro país 1897, contratado para ejecutar la ornamentación de la residencia particular del entonces presidente de la República, José Evaristo Uriburu (1831-1914). Más tarde se ocupó de igual tarea en la hoy basílica de “María Auxiliadora y San Carlos de Borromeo[4]”, perteneciente a la Congregación de Don Bosco y en la de “Nuestra Señora de la Merced”, ambas en la ciudad de Buenos Aires.

Solicitaron la colaboración de Francesco los más afamados arquitectos de su tiempo. Participó en la organización de la “Sociedad Escenógrafos Reunidos” (1905), junto a Juan Piantini, Darío Fiorani, Cipriano Otorgués, Alfredo Lancillotti y Humberto Talevi. Entre 1911 y 1924 fue contratado por el Teatro “Colón” de Buenos Aires para realizar la escenografía que ambientó numerosas presentaciones de ópera y ballet, era la época dorada del espacio.

En la hoy Catedral de Rosario trabajó en los muros y cielorraso junto a su hijo Ugo[5] (Rieti, 1891-1953), quien llegó a la Argentina en 1905, donde desarrolló una extensa tarea. 

No ha trascendido, pero es posible que para elaborar el vitral haya existido algún asesor histórico cuyo nombre no se conservó.

La ejecución material correspondió al afamado taller vitralista del catalán Amadeo Villela y el francés Enrique A. Thomas[6], que estaba radicado en la ciudad de Bs. Aires, sobre la avenida Callao 480[7]

Posicionamiento en el templo

El vitral integra el timbre superior de la gran puerta cancel que separa la nave del atrio interior que se abre hacia la calle Buenos Aires, puerta de ingreso de por medio. En la arquitectura religiosa, los atrios son espacios intermedios entre la cotidianeidad de la vida y la perspectiva trascendente de la comunión espiritual en la Iglesia. En consecuencia, tienen un rol propedéutico.




La carpintería de esta puerta cancel consta de un segmento central formado por cuatro elementos, plegables entre sí, y dos puertas laterales complementarias. En sus cuidadas líneas resaltan las exquisitas tallas de varios ángeles en diversas actitudes.



La cara interna solo muestra paneles ciegos. El timbre del panel central está cerrado por vidrios color ámbar, cubiertos por una verdadera filigrana de trazos vegetales labrados en metal, lo que facilita el acceso de la luz hacia el interior.

Cuando el visitante ingresa al templo es imposible apreciar el vitral, pero ya en la nave, un efecto de contra luz lo destaca en todo su colorido. En horas de la tarde-noche, la iluminación del atrio interno suple la presencia de los rayos solares, momento en que el diseño alcanza su máxima pureza. 

Análisis del vitral

La composición posee una neta función didáctica. A primera vista su lectura es muy sencilla, con tres ítems principales:

1) la Bandera nacional (motivo de la obra),

2) el coronel Belgrano, como expresión de la autoridad militar, factótum del acto,

3) y el párroco Julián Navarro (1777-1854), en obvia referencia al protagonismo de la Iglesia Católica en el acontecimiento.

A estos se suma el acompañamiento de soldados y, en menor proporción, de algunos habitantes de la localidad que entonces se conocía con el topónimo de “Capilla del Rosario”.

La disposición de las figuras le aporta volumen, ya que la vista del observador soslaya con naturalidad a los personajes menores, trascurre hacia Belgrano y a Navarro, para centrarse en el motivo central, la Bandera que destaca nítidamente, en el momento de ser izada por primera vez. Su presencia al tope del mástil indica la plenitud del acontecimiento.




El vexilo ocupa el plano superior del conjunto. Esto contribuye a enaltecerlo, identificándolo con el cielo, lo que en una iglesia posee significativa correspondencia.

Sobre la derecha, como figura dominante se advierte a Manuel Belgrano, quien monta a caballo, con lo que destaca el rango de su mando. Al sobresalir de esta forma sintoniza con su rol de creador de la Enseña patria.



Equilibrando la expresión contrasta a su frente el párroco de la localidad, el doctor Julián Navarro, quien por su volumen y actitud se plantea como único interlocutor de Belgrano. Más aún, el blanco del sobrepelliz que reviste, lo destaca por sobre el sobrio uniforme azul del prócer. Un mensaje sutil, pero no menos significativo en el contexto de la obra, ya que parece sugerir un superior designio divino.



Desde la perspectiva del Ceremonial el gesto de bendecir resulta anacrónico con respecto al izamiento. En puridad, la bendición debió concretarse antes de endrizar el paño, con lo que se trata de una admisible licencia cronológica que se permitió el artista. Un detalle desde la perspectiva litúrgica es el paño humeral que recubre los hombros del sacerdote.

Navarro es asistido por un acólito de sotana roja y roquete, munido de una cruz procesional, un objeto litúrgico que la Iglesia emplea como símbolo de misión y de marcha, tanto en el espacio como en el devenir de los tiempos. De esta forma, el artista señala que la bendición, aparentemente dirigida a la Bandera, trasciende al momento y se extiende al pueblo argentino significado por ella.

Más atrás, sobre la izquierda del vitral, se observan varias personas en trajes de paisanos que representan a los pobladores de la hoy ciudad de Rosario. El más destacado de entre ellos, viste a lo gaucho, con chiripá y calzoncillos cribados (por entonces no se usaban bombachas), lleva su largo cabello recogido en una coleta, algo propio de la época. Muestra una típica actitud paternal, ya que enseña la Bandera a quien aparenta ser su hijo, como insinuándole que recuerde el histórico acontecimiento. Que el niño sea pelirrojo o rubio podría explicarse como un recurso del artista para destacarlo del conjunto en el que se minimiza por su menor altura.



Por detrás se observa a tres mujeres; la más perceptible, que viste modestamente de verde, no mira a la Bandera, sino que su vista se dirige al niño, con lo que parece confiarle el destino de la Patria que simboliza en el lábaro. Aunque nada permita aseverarlo, algunos quieren ver en ella a la mismísima María Catalina Echevarría, a quien la memoria social le asigna haber cosido el histórico paño. La hipótesis de esta eventual correspondencia es muy atractiva, ya que expresaría la tradición local. Sin embargo, el análisis detallado de su aspecto revela que la dama tiene una tez morena, lo que contrasta al compararlo con la de las dos féminas que se distinguen algo más atrás. Esta presencia étnica podría evidenciar las raíces indianas del pueblo y, también recuerda que en el censo practicado en la "Capilla del Rosario" entre 1815 y 1816, el quince por ciento de su población era de piel negra o morena.

En un segundo plano, por detrás del sacerdote y con chaquetas rojas, se vislumbra una formación de efectivos del “Regimiento de Pardos y Morenos”, que también eran parte de la guarnición.

En el sector opuesto, referenciados hacia atrás de la figura de Belgrano, sobresalen elementos del Regimiento 5, designación que encubre a quienes fueran los célebres “Patricios”, momentáneamente postergados a consecuencia del llamado “Motín de las Trenzas[8]” que habían protagonizado meses antes.

Sobre el fondo se perfilan algunos soldados de la “Caballería de la Patria”, con lanzas y gorras cuarteleras.

Estas unidades se hallaron presentes en Rosario el 27 de febrero de 1812.

La posición de las armas de todos los efectivos militares indica que se encuentran prestando honores al símbolo que se presenta.

Precisamente, al lado del prócer, destaca un soldado músico que con su caja de guerra ejecuta el toque previsto por la normativa.

En perspectiva del centro se observa una barranca bastante lograda, pero de mucha menos altura que la existente, el amplio curso del río Paraná y, sobre el fondo, el perfil de la isla donde se instaló la batería “Independencia”. Dos cañones en desafortunada cercanía con el mástil referencian a la batería “Libertad”, preciso lugar donde se levantó la Bandera.



Algunos implementos de construcción (carretilla de madera y diversos tipos de palas), sugieren que la batería aún estaba inconclusa. Además, se observan varias cestas de sauce rellenas con pedruscos, son elementos defensivos conocidos desde antiguo para incrementar la solidez de las fortificaciones defensivas. Unas balas de cañón descuidadamente colocadas tienden a caracterizar la posición.

Cierra y ornamenta el perímetro del vitral una guarda formada por hojas de roble, una especie vegetal exótica para la zona, pero que contribuye a resaltar la imagen épica del acontecimiento captado.

El vitral es una alegoría, lo trascendente es el mensaje intemporal que trasmite a las generaciones sucesivas de observadores. En este contexto cabe resignar una rigurosa fidelidad histórica. Y de una calidad artística excepcional

En conclusión

·                     El hermosísimo vitral de la Catedral de Rosario, próximo a cumplir un siglo de su instalación, es una obra particularmente significativa para la ciudad, plasma la relación entre el origen religioso de su identidad y el ser “cuna de la Bandera nacional”.

·                     El análisis de sus elementos permite señalar interesantes aspectos, como una alegoría historia de fuste.

 

NOTAS


[1] El censo levantado entre fines de 1815 y el 12 de enero de 1816 computa 761 personas avecinadas en la planta urbana.

[2]   También en la Catedral de Rosario se observan otras obras de Stella, son las pinturas contenidas en las pechinas que aluden a los Cuatro Evangelistas, acompañados por sus emblemas alegóricos (el león de San Marcos; el ángel de San Mateo; el buey de San Lucas y el águila de San Juan). Pueden advertirse elevando los ojos hacia la cúpula, desde el crucero del templo. Además, se le atribuye el decorado manierista del cielo raso, centrado en la imagen de “Nuestra Señora del Rosario de Pompeya”, entregando el Rosario a Santa Catalina de Siena y a Santo Domingo de Guzmán, grandes difusores de esta devoción.

[3] Foto tomada de “Arte de la Argentina” https://artedelaargentina.com/disciplinas/artista/pintura/francisco-stella

[4] De arquitectura similar a la iglesia parroquial que se levanta en la ciudad de Rosario

[5] Una calle de Rosario lleva su nombre, pero por paradoja no hay ninguna referencia en el espacio urbano a su padre.

[6] Más tarde Thomas formó su propia empresa. Se le deben los vitrales de la Catedral de Bariloche dedicada a “Nuestra Señora del Nahuel Huapi” y del templo parroquial de “María Auxiliadora” (Rosario), construido por la Congregación de Don Bosco.


(*)  Ex. Director del Monumento Nacional a la Banderra, en Rosario

(PUBLICADO EL 18 DE JUNIO DE 2023 EN EL BLOG “BANDERAS ARGENTINAS Y DE TODO EL MUNDO)







10 de junio de 2023

CARDENAL ARZOBISPO MARIO AURELIO POLI

 CORPUS CHRISTI 2023 EN BUENOS AIRES



Hoy, sábado 10 de junio de 2023, víspera del Corpus Christi, en una desapacible tarde de otoño. se despidió el cardenal Mario Poli como pastor de la Iglesia que peregrina en Buenos Aires, con la sobriedad que lo caracterizó en sus diez años al frente de la sede primada de la Argentina.

Y muy oportuno fue hacerlo en el marco del Corpus Christi, solemnidad litúrgica que es celebrada en la Plaza de Mayo desde los tiempos fundacionales de la ciudad.

La Eucaristía es “la fuente y el culmen de toda la vida de la Iglesia”, y da sentido a toda su misión. Sin la Eucaristía, toda tarea apostólica o de caridad y toda fraternidad, por más creativa e impactante que sea, tendrán “pies de barro”.

Ecclesia de Eucharistia vivit!