SANTO TOMÁS DE AQUINO
(1225-1274)
SU ACTUALIDAD ANTE UNA
SOCIEDAD EMOTIVISTA Y RELATIVISTA
SANTO TOMÁS DE AQUINO
(1225-1274)
SU ACTUALIDAD ANTE UNA SOCIEDAD EMOTIVISTA Y RELATIVISTA
Al celebrar la Fiesta de este santo, la Iglesia nos recuerda
que la fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos
alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la Verdad.
En el siglo XIII, momento de desencuentro entre
dos culturas, parecía que "la fe debía rendirse delante de la razón".
Santo Tomás demostró que fe y razón caminan lado a lado, y que no existe
contradicción entre los datos de la revelación con aquellos adquiridos por el
conocimiento racional. Fue así que el Aquinate acabó creando una nueva
síntesis, que vino a formar la cultura de estos últimos casi ocho siglos.
En nuestro tiempo (por un lado tan técnico y
racionalista, y por otro tan escéptico y relativista) nuevamente el
desencuentro entre la fe y la razón son una velada e imperiosa necesidad que es
necesario atender y dar respuesta.
La impresionante obra de Santo Tomás de Aquino
sigue teniendo una actualidad fundamental para alcanzar ese cometido: no basta
la emoción o la sensibilidad para encontrarse con la Verdad que plenifica; es
necesario ahondar en los fundamentos sólidos de una inteligencia iluminada por
la fe, demostrando que no hay contradicción entre la razón y la fe.
La pérdida de confianza en la razón y en su capacidad de
alcanzar la verdad, el rechazo de la trascendencia, el nihilismo, el
relativismo, el olvido del ser, la negación del alma, el predominio de lo
irracional o del sentimiento, el miedo al futuro y la angustia existencial, son
realidades acuciantes del mundo de hoy.
Para responder a este gravísimo desafío, que afecta al
futuro del humanismo mismo, el pensamiento de santo Tomás (armonizando la fe y
la razón con un pensamiento que alcanza cotas sublimes) nos dan las
herramientas para dar razón de la esperanza y de las certezas que no fallan.
La enseñanza del Aquinate, que supera los condicionamientos
de su época, puede proporcionar hoy orientaciones fundamentales para la
reflexión contemporánea. Su doctrina y su ejemplo constituyen una preclara
llamada a las verdades inmutables y perennes que son indispensables para
promover una existencia verdaderamente digna del hombre.
¡Volvamos siempre a Santo Tomás!
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