UNA ENSEÑANZA DE LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO
De entre las muchas conclusiones a las que se puede arribar meditando la Parábola del Hijo Pródigo, es importante también destacar el valor de la atrición.
El hijo menor, al verse en una situación de desolación y de hambre, añora la casa paterna, y resuelve regresar al hogar.
Se arrepintió, volvió, pidió perdón y estuvo dispuesto a ser tratado como un siervo más. Y ello ocurrió cuando se vio comiendo con los cerdos.
"Ya había gastado todo,
cuando sobrevino mucha miseria en aquel país,
y comenzó a sufrir privaciones.
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región,
que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos,
pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo:
"¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!"
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré:
"Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo,
trátame como a uno de tus jornaleros."
trátame como a uno de tus jornaleros."
Entonces partió
y volvió a la casa de su padre".
(Cfr. Lc. 15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario