EN LA OCTAVA DE NAVIDAD
El
riquísimo tesoro litúrgico de la Iglesia nos invita a celebrar dos octavas en
el año: la de Navidad y la de Pascua.
De
esta manera, y a lo largo de ocho días, estos dos misterios centrales de la fe
cristiana, son rememorados como si fuera un solo día, siguiendo antiquísimas
tradiciones religiosas.
Los
textos litúrgicos de estos días son sublimes y llenos de referencias
trascendentes, y nos invitan a acercarnos con fe viva para rememorar lo ocurrido
en la plenitud de los tiempos.
Uno
de esos pasajes maravillosos es el que canta el Prefacio I de Navidad, que se
lee en las Misas de esta Octava, y dice:
“… GRACIAS AL MISTERIO DE LA PALABRA
HECHA CARNE,
LA LUZ DE TU GLORIA
LA LUZ DE TU GLORIA
BRILLÓ ANTE NUESTROS OJOS CON NUEVO
RESPLANDOR,
PARA QUE,
PARA QUE,
CONOCIENDO A DIOS VISIBLEMENTE
LLEGUEMOS AL AMOR DE LO INVISIBLE...”
LLEGUEMOS AL AMOR DE LO INVISIBLE...”
Que en la forma extraordinaria del Rito Romano expresa:
Quia per incarnáti Verbi mystérium,
nova
mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit:
ut
dum visibíliter Deum cognóscimus,
per
hunc in invisibílium amórem rapiámur.
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