TU ES SACERDOS IN AETERNUM
MEDITACIÓN
PARA LOS SACERDOTES
El Arzobispo de Paraná, Argentina, monseñor
Juan Albero Puiggari
tuvo un encuentro virtual con los sacerdotes
del presbiterio diocesano (
dada la imposibilidad de
celebrar la Misa Crismal, que fue postergada)
Y les
encomendó cuatro puntos para la reflexión personal de cada sacerdote
1. Estar con Él
“Preguntarme qué me dice hoy Dios a mí como
sacerdote. Y, para eso, dejarme iluminar por Mc 3,13: ‘Después subió a la
montaña y llamó a su lado a los que quiso’”.
“Esto que ocurrió con los doce apóstoles, también pasó con cada uno de los sacerdotes de hoy. Pasó conmigo. Él me amó y me eligió a mí para ser presbítero. Pero, sobre todo, para estar con Él”.
“Esto debe hacernos rever nuestra vida, que muchas veces está signada por el activismo… correr de aquí para allá cargado de cosas que hacer o resolver. Es tiempo de intimidad de oración, más profunda que la cotidiana. Estarnos con Él, sobre todo de manera serena frente a Jesús Eucaristía”. Por eso, recomendó: “Junto a la actividad de Marta, la contemplación de María. Dos facetas de una única vida sacerdotal”.
2. Ser hostias
A partir de Mc 14,12: «El primer día de la fiesta de los panes ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: ‘¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?’.», el arzobispo invitó al presbiterio a tener una vida sacerdotal más eucarística.
“Nos pidió que seamos más pastores siendo ‘hostias’. La hostia es lo que se ofrece en el sacrificio. Fue una invitación a animarnos a morir con Jesús. Unión plena a Él con la intención final de ‘dar la vida por Él’. Para esto, no tenerle miedo a la cruz que estamos viviendo y que supone acciones concretas de entrega sacerdotal en lo cotidiano”, destacó.
3. Amor celibatario
En tercer lugar, el prelado recordó el texto de Juan 21,15: «Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?’. Él le respondió: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero’. Jesús le dijo: ‘Apacienta mis corderos’.».
“Es este un signo del amor celibatario (de celibato sacerdotal, nuestra opción libre de entregar nuestra opción humana de formar familia por amor a Dios, de manera total y oblativa). Por este amor estamos llamados a amar, en Dios, a toda la humanidad”.
“Es tiempo de purificar ese amor que nos identifica como sacerdotes”, exhortó el arzobispo, y no dejarlo ensuciar empequeñeciéndolo por amar solamente a unos pocos; ni rebajándolo por dos defectos: el resentimiento o la envidia.
“Es tiempo de pedir perdón por no perdonar. Esto es lo que hará que demos un salto cualitativo como presbiterio”, aseguró el pastor de Paraná.
4. Predicar la Vida eterna
Por último, monseñor Puiggari invitó a tener muy presente la “escatología” (los tiempos finales a la luz de la Revelación divina). Jesús vino para vencer la muerte y darnos la Vida eterna, la Vida plena y duradera.
“Esto no sólo debe ser objeto de nuestra meditación personal. También debemos predicarlo mucho para sembrar la verdadera esperanza en nuestro pueblo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario