UNA TRAICIÓN Y
UNA NEGACIÓN
En
el clima litúrgico de la Semana Santa,
que
nos invita a subir a Jerusalén,
la
Iglesia proclama el Evangelio de san Juan,
donde
Cristo en el Cenáculo
anuncia
la infidelidad de dos apóstoles:
la
de Judas (que entregó al Maestro)
y
la de Pedro (que lo negó tres veces)
Dos infidelidades, de un valor moral muy diferente,
que se concretan "en la noche"
es decir, en el reino de las tinieblas,
y nos presentan el misterio de la iniquidad,
frente al amor redentor del Señor.
Dos infidelidades, de un valor moral muy diferente,
que se concretan "en la noche"
es decir, en el reino de las tinieblas,
y nos presentan el misterio de la iniquidad,
frente al amor redentor del Señor.
Del
alto-relieve del frontal del altar de la Basílica del Espíritu Santo,
donde
se puede observar a Judas con la bolsa de 30 monedas a la izquierda.
con la
figura de un gallo en su cúspide, símbolo de las veleidades de la vida y de las
negaciones de Pedro.
DEL EVANGELIO DEL DÍA MARTES SANTO:
Jesús,
estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:
«Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
«Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.» El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
Después
que Judas salió, Jesús dijo:
"A donde Yo voy,
ustedes no pueden venir".»
"A donde Yo voy,
ustedes no pueden venir".»
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.»
Pedro le preguntó: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por Ti.»
Jesús le respondió: «¿Darás tu vida por Mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
(cfr. Jn. 13-21-38)
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