LA SANTA VOLUNTAD DE DIOS Y SU CUMPLIMIENTO
En un mural de la Casa
de Retiros Stella Maris de Valle María en Entre Ríos se encuentra una frase que
trasunta la personalidad del fundador de la SVD.
San Arnoldo, que fue profesor de Matemática
en su juventud, era un hombre de un carácter exigente para consigo mismo y para
los demás. La idiosincrasia alemana brotaba de su persona, con una increíble capacidad de
trabajo y un talento inigualable para encarar obras apostólicas que parecían
imposibles.
A estas características que imprimió en sus
fundaciones, unía una profunda vida de oración, nacida de su fe inquebrantable.
Era admirable su confianza en la Providencia, y cuando se lanzaba a una nueva
iniciativa misionera, la ponía en manos de Dios y de la multitud de santos
intercesores de la SVD.
En muchos venerables religiosas verbitas
argentinos -sacerdotes y hermanos- conocimos esa impronta rigurosa y ascética,
hecha de estudio, oración y laboriosidad. En colegios, parroquias, colonias y
seminarios de diversos lugares de nuestro país quedó patente ese estilo que
unía sabiamente el recio trabajo intelectual y manual con una vida de fe
sólida.
Argentina necesita hoy de esa impronta de
una cultura del trabajo, de una profunda religiosidad y de un estricto
cumplimiento de los deberes de cada uno de sus hijos, que nos saque del pantano
cenagoso en que nos hallamos, donde sólo se habla de derechos y banalidades, y
pocos consideran sus propias obligaciones.
(la foto del mural
de la Casa de Retiro Stella Maris
fue tomada del blog AL RITMO DEL AÑO
LITÚRGICO)
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