Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

4 de agosto de 2017

PREOCUPADO POR EL "AJUAR DE DIOS"

UNA APOSTILLA DE LA VIDA DEL SANTO CURA DE ARS

 


En un comentario sobrado de ironía,  pero no exento de verdad, decía un anciano historiador sobre la Reforma Litúrgica: mira - me decía- en muchos lugares quisieron hacer una Misa “pobre para los pobres” y los pobres dejaron de ir a Misa.

Este no fue el criterio que guió al santo Cura de Ars, movido por su incansable celo apostólico, cuando emprendió el inmenso trabajo pastoral de la nueva grey que se le encomendaba.  

En una de las mejores biografías sobre San Juan María Vianney, encontramos un claro testimonio de su preocupación generosa y sacrificada por el decoro del Culto y la Liturgia. Vivía lo que diariamente recitaba silenciosamente en el ofertorio de la Misa: Domine, “dilexi decorem domus tuæ, et locum habitationis gloriæ tuæ” (“ Señor, he amado el decoro de tu Casa y el lugar donde reside tu gloria”).

También por esto Dios colmó de fecundidad el ministerio de su humilde siervo.

     




De una biografía sobre San Juan María Vianney
  
«L
a santificación del domingo -sin la cual la vida cristiana queda reducida a la nada- fue el primer objetivo que se propuso. La Casa del Señor estaba abandonada; era, pues, menester conducir a ella a los fieles, y para esto darle la dignidad que correspondía. El Reverendo Vianney amó enseguida aquella antigua iglesia como si fuese su casa paterna. Para embellecerla, comenzó por lo principal, es decir, por el Altar, centro y razón de ser de todo el templo. La iglesia ganó mucho en esplendor y decoro .

Después procuró aumentar el ajuar de Dios, como decía en su lenguaje sabroso y lleno de imágenes. Visitó en la gran ciudad de Lyon los talleres de bordados y orfebrerías y compró cuanto le pareció de más precio. En la campiña, decían aquellos comerciantes admirados: “hay un cura pobre, delgado y mal arreglado, que parece no tener un céntimo, y se lleva para su iglesia lo mejor”. Un día de 1825, una señorita de Ars fue con él a la ciudad para comprar ornamentos para la Misa. A cada cosa que le mostraban, repetía: ¡No me parece bastante bien!... ¡Ha de ser mejor que esto!

Estas transformaciones materiales no fueron en modo alguno inútiles. Fueron una prueba del celo del pastor y alegraron a las almas fervorosas. Algunos, desconocidos en el templo (con más curiosidad, quizás, que devoción) comenzaron a ir a la iglesia los domingos»

(Francis Trochu, El Cura de Ars, Ed. Palabra, Madrid 1986, p. 172)
.




De la oración colecta de la Misa de hoy

Dios de poder y misericordia,
que hiciste admirable al presbítero san Juan María
por su entrega pastoral,
concédenos, a ejemplo suyo y con su intercesión,
que procuremos, con la caridad, llevar hacia Cristo a los hermanos
y alcanzar junto con ellos la gloria eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.



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