ANTE UNA OBNUBILACIÓN DE
LA FE CATÓLICA
La Comisión Teológica Internacional, que depende de la
Congregación para la Doctrina de la Fe ha publicado estos días un importante
documento, que hace a la vivencia de la fe católica.´
El
documento, fruto del debate, reflexión y análisis, se hizo público el 3 de
marzo de 2020, después de cinco años de labor. Fue aprobado en la Sesión Plenaria
de la Comisión el año 2019 y luego, autorizado para su publicación por el Papa
Francisco el 19 de diciembre de 2019.
En sus
objetivos, expresa:
“Esperamos
contribuir a superar la fractura entre fe y sacramentos allí donde se dé, en su doble vertiente: ya sea una fe que no sea consciente de
su esencial sacramentalidad; ya sea una praxis sacramental realizada sin fe o
cuyo vigor plantee serios interrogantes con relación a la fe y la intención
fiducial que la práctica de los sacramentos requiere” (n. 10).
En sus números 7, 8 y 9 (que transcribimos abajo) presenta un
preocupante diagnóstico acerca de cómo se propone hoy la fe católica, reducida
a lo emocional y desconectada de la pastoral sacramental y de la mediación de
la Iglesia.
DISTORSIONES DE LA FE
En las sociedades
actuales se dan fenómenos que
dificultan el hecho de creer, tal y como lo propone la fe católica. El
ateísmo y la relativización del valor de todas las religiones avanzan en muchas
partes del planeta. El secularismo erosiona la fe, siembra la duda, en lugar de
abonar la alegría de creer. El auge del paradigma tecnocrático implanta una
lógica contraria a la fe, que es una relación personal. La reducción emocional
de la fe produce una creencia subjetiva, normada por el propio sujeto, que se
aleja de la lógica objetiva marcada por los contenidos de la fe cristiana. La
cultura cientificista, ya aludida, tiende a negar la posibilidad de la relación
personal con Dios y su capacidad de intervenir en la vida personal y la
historia. La objetividad del credo y la estipulación de condiciones para la
celebración de los sacramentos se entienden, según una sensibilidad cultural en
aumento, como una coacción de la libertad para creer según la propia
conciencia, manejando una concepción insuficiente de la libertad que se
pretende defender. Desde este tipo de premisas, se produce un tipo de creencia
o un modo de creer que no encaja en la concepción cristiana ni correlaciona con
la práctica sacramental que la Iglesia propone.
FALLOS PASTORALES
En el periodo
posterior al Vaticano II, también se han dado algunas actitudes generalizadas
entre los fieles y los pastores que han debilitado, de hecho, la sana
correspondencia entre fe y sacramentos. Así, en ocasiones se ha entendido la
pastoral de la evangelización como si ésta no incluyera la pastoral
sacramental, perdiendo así el equilibrio entre Palabra de Dios, evangelización
y sacramentos. Otros no han captado que el primado de la caridad en la vida
cristiana no implica un menosprecio de los sacramentos. Algunos pastores han
centrado su ministerio en la edificación comunitaria, descuidando el puesto
decisivo de los sacramentos para tal fin en este empeño. En algunos lugares, ha
faltado una valoración teologal y un acompañamiento pastoral a la piedad
católica popular, para ayudarla a crecer en la fe y, así, alcanzar una
iniciación cristiana plena y una participación sacramental frecuente. Por
último, no pocos católicos se han hecho a la idea de que la sustancia de la fe
radica en vivir el evangelio, despreciando lo ritual como ajeno al corazón del
evangelio y, consecuentemente, ignorando que los sacramentos impulsan y
fortalecen la vivencia intensa del mismo evangelio. Se apunta, pues, hacia la
necesidad de una articulación adecuada de martyría, leitourgía, diakonía y koinonía.
RESULTADOS
No pocas veces, los agentes pastorales reciben la
petición de la recepción de los sacramentos con grandes dudas sobre la fe y la
intención de quienes los demandan. Otros muchos creen que pueden vivir su fe
con plenitud prescindiendo de la práctica sacramental, que consideran opcional
y de libre disposición. Con acentos diversos pero muy extendidos, se da un
peligro cierto: bien sea de ritualismo vacío
de fe, por falta de interioridad o por costumbre social y tradición; bien sea
de una privatización de
la fe, reducida al espacio interior de la propia conciencia y sus sentimientos.
En ambos casos se vulnera la reciprocidad entre fe y sacramentos.
El documento completo, en su texto oficial, puede leerse en:
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