Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

22 de enero de 2019

LA "CAPILLA SIXTINA" DE CASTILLA


IUSTITIAE CULTUS SILENTIUM
 Una interesante cita latina que corona una obra de arte religioso excepcional, con muchas enseñanzas.



La Sala Capitular de la Catedral Primada de Toledo es llamada la “CAPILLA SIXTINA DE CASTILLA” por la magnificencia de sus pinturas en las paredes de dicha Sala.

Fue mandada construir por el Cardenal Cisneros en 1508, en tiempos de los Reyes Católicos, y trabajaron en ella artistas eximios, entre ellos Juan de Borgoña (1470-1536) destacado pintor del quattrocento, que abrevó en el arte flamenco.

Sorprende pensar que cuando Miguel Angel realizara su magna obra de pintura en la Capilla Sixtina del Vaticano, simultáneamente en Toledo se erigieran unos murales que asombran también por su belleza.

Los medios de información españoles anuncian que se ha concluido un trabajo de restauración de los 125 metros cuadrados de las imágenes que representan -en 13 grandes paneles- escenas de la Pasión de Cristo y de la vida de la Virgen María, y los rostros de 32 arzobispos de Toledo, todos ellos pintados al óleo sobre las mismas paredes de yeso, con un exquisito trabajo artesanal de hace 500 años.


Vista hacia el oriente de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo.
Se observa la puerta de entrada, y encima de ella la leyenda del título de esta nota.
Por encima, una gigantesca pintura mural que representa el Juicio Final


La escena del Juicio Final tiene en su lugar central a la Cruz iluminada, a Cristo como Juez y a sus lados su Madre y san Juan. A ambos costados el colegio apostólico y debajo, a la derecha, los condenados (con carteles que refieren a los siete pecados capitales) y a la izquierda, los bienaventurados. Abajo están los difuntos que aguardan su juicio particular. 



La silla-trono del Arzobispo en la Sala Capitular es una obra esplendida en madera dorada y sobre su respaldo rematan tres figuras que representan las tres virtudes teologales. Detrás, en el muro oriental, tres escenas evangélicas del momento culminante de la Redención: el descendimiento de la Cruz, la Madre dolorosa con su Hijo en brazos y la Resurrección.




Vista del lado occidental de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo ya restaurada.
Se aprecia el magnífico trono del arzobispo y por encima tres pinturas de escenas de la Pasión (Descendimiento y Madre Dolorosa) y Resurrección del Señor. 
En derredor la sillería de los canónigos.
Y también se destaca el piso, con arabescos mudéjares e incrustaciones de mármol de colores,
y el techo, uno de los artesonados más espléndidos de España.


El conjunto es deslumbrante. A lo que se agrega el artesonado del techo, en madera, que responde al estilo barroco flamígero-mudéjar. También la ante-sala capitular está rodeada de armarios en madera tallados con maestría, donde se guardaban las actas de las reuniones del Cabildo.





UNA EXCELENTE ENSEÑANZA

Hay un detalle que no escapa al visitante perspicaz: al salir de esta Sala Capitular, sobre la puerta que da al poniente y debajo de la escena del Juicio Final, está escrita en letra de oro una leyenda que dice:

“IUSTITAE CULTUS SILENTIUM”

que hace referencia al pasaje del Libro del profeta Isaías (32,17) donde dice: “et erit opus iustitiae pax et cultus iustitiae silentium et securitas usque in sempiternum” (“la obra de la justicia es la paz y el fruto de la justicia es el silencio y la certeza por siempre”)

Este texto de tres palabras lo hizo colocar el admirable Cardenal Cisneros para recordar a los canónigos capitulares que lo debatido y decidido en la Sala debía ser guardado sigilosamente y no divulgado.

Una cita de gran profundidad ascética, que es como un corolario espléndido de este gran recinto religioso. Con grandes enseñanzas de mucho provecho espiritual.





ABAJO: UNOS DETALLES DE LAS PINTURAS

Dos detalles de las pinturas de la pared occidental, en las escenas evangélicas del Descendimiento de la Cruz y de la Madre Dolorosa, obras de Juan de Borgoña. 

Con el trabajo de restauración pueden apreciarse la calidad de los tonos y la excelencia del dibujante.












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