Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

27 de enero de 2019

LA ARMONÍA ENTRE LA RAZÓN Y LA FE

SANTO TOMÁS DE AQUINO
(1225-1274)

SU ACTUALIDAD ANTE UNA SOCIEDAD EMOTIVISTA Y RELATIVISTA


Al celebrar la Fiesta de este santo, la Iglesia nos recuerda que la fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la Verdad.

En el siglo XIII, momento de desencuentro entre dos culturas, parecía que "la fe debía rendirse delante de la razón". Santo Tomás demostró que fe y razón caminan lado a lado, y que no existe contradicción entre los datos de la revelación con aquellos adquiridos por el conocimiento racional. Fue así que el Aquinate acabó creando una nueva síntesis, que vino a formar la cultura de estos últimos casi ocho siglos.

En nuestro tiempo (por un lado tan técnico y racionalista, y por otro tan escéptico y relativista) nuevamente el desencuentro entre la fe y la razón son una velada e imperiosa necesidad que es necesario atender y dar respuesta.

La impresionante obra de Santo Tomás de Aquino sigue teniendo una actualidad fundamental para alcanzar ese cometido: no basta la emoción o la sensibilidad para encontrarse con la Verdad que plenifica; es necesario ahondar en los fundamentos sólidos de una inteligencia iluminada por la fe, demostrando que no hay contradicción entre la razón y la fe.

La pérdida de confianza en la razón y en su capacidad de alcanzar la verdad, el rechazo de la trascendencia, el nihilismo, el relativismo, el olvido del ser, la negación del alma, el predominio de lo irracional o del sentimiento, el miedo al futuro y la angustia existencial, son realidades acuciantes del mundo de hoy.

Para responder a este gravísimo desafío, que afecta al futuro del humanismo mismo, el pensamiento de santo Tomás (armonizando la fe y la razón con un pensamiento que alcanza cotas sublimes) nos dan las herramientas para dar razón de la esperanza y de las certezas que no fallan.

La enseñanza del Aquinate, que supera los condicionamientos de su época, puede proporcionar hoy orientaciones fundamentales para la reflexión contemporánea. Su doctrina y su ejemplo constituyen una preclara llamada a las verdades inmutables y perennes que son indispensables para promover una existencia verdaderamente digna del hombre.

¡Volvamos siempre a Santo Tomás!





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