Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

8 de febrero de 2024

LA PIADOSA MUERTE DE MAMA ANTULA (III)

 MARIA ANTONIA DE SAN JOSÉ
SU PIADOSA MUERTE

Mama Antula murió en olor de santidad el 7 de marzo de 1779 (su dies natali) a las tres de la tarde, en su celda Nª 8 de la Santa Casa de Ejercicios por ella fundada, en lo que entonces eran las periferias de Buenos Aires.



Mayolica que se encuentra sobre la puerta de la Celda N° 8 de la Santa Casa de Ejercicios de Buenos Aires. El texto dice:

"EN ESTA CELDA VIVIÓ
LA VENERABLE SIERVA DE DIOS
MARÍA ANTONIA DE SAN JOSÉ
EN ELLA MURIÓ EL 7 DE MARZO DE 1799
A LAS TRES DE LA TARDE"

Y se cumplió su voluntad: fue enterrada muy sencillamente, sin ataúd ni funerales, en el camposanto de la antigua Iglesia de La Piedad. La gran aldea que era Buenos Aires entonces se sintió conmovida, y gentes de toda condición social acudieron a su sepelio.


Iglesia colonial de La Piedad en Buenos Aires (siglo XVIII)



El 12 de Julio de ese mismo año, se realizaron las solemnes exequias y el Prior del Convento porteño de Santo Domingo, fray Julián Perdriel, pronunció una Oración Fúnebre -que se hizo famosa- donde la pinta de cuerpo entero (ver en el enlace el texto completo)


Iglesia de los padres dominicos en Buenos Aires, al momento de su consagración en 1783

Vale la pena entresacar algunos elogios que destacó este sacerdote dominico, sobre esta gran mujer de nuestra tierra. Buenos Aires entera hacia su homenaje a sus virtudes ejemplares. Durante su vida más de 70.000 personas realizaron el retiro de Ejercicios Espirituales gracias a su tesón: desde altos nobles porteños hasta humildes esclavas negras, desde comerciantes hasta labradores, desde destacados prelados hasta sencillos artesanos….


DE LA ORACIÒN FUNEBRE DEL PRIOR DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO EN BUENOS AIRES,
FRAY JULIAN PERDRIEL EL 12 DE MARZO DE 1799:


Ahora mismo dirá el humilde campestre: “MURIÓ LA MADRE. ¡Ah! ¡Bien vaya ella! Dios le pague su caridad. Por ella es que comencé a conocer a Dios, en su casa tomé aborrecimiento al pecado, y el gusto de la vida cristiana”,

¡MUJER SANTA! “Murió la madre santa –dirá reflexivo el hombre de negocios–. ¡Dios Santo! Por ella ordené yo las cuentas que temblando han rendido, aun los justos, al acreedor eterno.”

¡MUJER ÚTIL! “Allí fue –dirá la dama de placeres– donde yo advertí que los compraba al caro precio de llamas sin fin, y que la mortificación de que me dio ejemplo es el firme antemural de la inocencia.”

¡MUJER PENITENTE! “Allí fue –dirá la doncella– donde yo me desenredé de unos lazos que me arrebataban a la perdición, donde vi el primer simulacro de santidad.”

¡MUJER VIRTUOSA! “Allí fue –dirá el joven aturdido– donde yo recordé el sueño de los vicios, y conocí que mi locura había llegado hasta el extremo de creerme seguro en la orilla misma del precipicio”.

¡MUJER CELOSA DE LA SALVACIÓN DE SUS HERMANOS! “Allí fue –dirá la devota espiritual– a sus cercanías, al suave olor de sus virtudes, donde tomé las primeras lecciones de la vida perfecta y comencé a correr tras las fragancias de los ungüentos del Esposo”.

¡MUJER PIADOSA Y ESCONDIDA EN DIOS! “Murió la Madre beata” –exclamarán los párrocos, los confesores, los sacerdotes–. ¡Ah, quién murió! Ella aliviaba nuestra carga, atraía nuestras ovejas, las alimentaba con pastos inmarcesibles, recreábalas con aguas de la fuente del Salvador.”

¡MUJER APOSTÓLICA! “Murió la Madre beata” –dirán los magistrados, y las santas iglesias, los cleros y sus prelados, el negociante y el artesano, el noble y el plebeyo, el grande y el pequeño–

¡MUJER NECESARIA! “Murió la Madre beata” –grita un clamor triste desde la embocadura del Río de la Plata hasta la garganta de los Andes-, por aquella que recorrió nuestra tierra con celo apostólico ejemplar.

Todos justos reconocimientos a la Madre beata, que fue una mujer famosa a todas luces por su virtud. Pero es necesario que veamos que toda su celebridad provino de haberse conducido por los caminos del Temor Santo de Dios. En menos palabras: LA SEÑORA BEATA MARIA ANTONIA DE SAN JOSÉ ERA FAMOSA PORQUE TEMÍA MUCHO A DIOS.

"Et haec erat in omnibus famosissima quoniam timebat Dominum valde."
[Y esta era -por encima de todos los títulos- famosísima: PORQUE TEMÍA MUCHO AL SEÑOR. (Judit 8,8)]

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