EN LA I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
El Papa Francisco ha establecido que en el tercer domingo de noviembre, (este año el penúltimo domingo del año litúrgico), se celebre la Jornada Mundial de los pobres, para reflexionar acerca de los pobres y hacer un fuerte llamamiento a nuestra conciencia.
La Iglesia siempre ha considerado la formación de las conciencias como una tarea principal de su misión evangelizadora.
Por eso nos invita, en estos últimos domingos del año,
a meditar acerca de las
realidades escatológicas,
sobre el fin último del hombre.
De la Epístola
que se lee este día (1Tes. 5,6):
“Ustedes
son hijos de la luz, hijos del día.
Nosotros no pertenecemos a la noche ni a
las tinieblas.
No nos durmamos, entonces,
No nos durmamos, entonces,
como hacen los otros:
permanezcamos despiertos y seamos sobrios”.
permanezcamos despiertos y seamos sobrios”.
LA VIRTUD DE LA SOBRIEDAD
(Reflexión en la I Jornada Mundial de los Pobres)
La sobriedad le da valor a las cosas que si son
importantes, permitiendo a la persona que la practica saber cómo distinguir
entre lo razonable y lo que es exagerado, en otras palabras, actuar con
moderación.
La templanza es la virtud de vivir en la
moderación y actuar con sobriedad. La sobriedad se manifiesta cuando somos
capaces de reducir o disminuir la intensidad de algo considerado como excesivo.
La sobriedad lleva implícita la prudencia, la sensatez, el buen juicio y la
cautela.
Si buscamos la vida eterna, tenemos que ir por un camino
lejos de lo inmoderado, y más cercano de lo sobrio, en todos los sentidos de la
palabra, en el comer y vestir. Leemos en el Evangelio: “No estén pendientes de
lo que comerán o beberán: ¡no se atormenten!” “el Padre de ustedes sabe lo que
ustedes necesitan”
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