Del magnífico libro
del Cardenal africano Robert Sarah,
"LA FUERZA DEL SILENCIO FRENTE A LA DICTADURA DEL RUIDO"
(Ediciones
Palabra, 2017)
El hombre moderno y el ruido
"¿Cómo se puede hallar el silencio, hoy en día, en un mundo
ajetreado y ultratecnificado?. El ruido cansa y tenemos la sensación de que el
silencio se ha hecho un oasis inalcanzable. ¿Cuántos se ven obligados a
trabajar entre un fárrago de cosas que les angustia y los deshumaniza? Las
ciudades se han convertido en infiernos
ruidosos, en los que ni siquiera a la noche se le ahorran las agresiones
sonoras.
Sin
ruido, el hombre posmoderno cae en una inquietud sorda y lacerante. Está
acostumbrado a un ruido de fondo constante que le aturde y le proporciona
consuelo.
Sin ruido, el hombre está destemplado, febril, perdido. El
ruido, como una droga de la que se hubiera hecho dependiente, le da seguridad.
Con su apariencia festiva, es un torbellino que impide mirarse a la cara. La
agitación se convierte en un tranquilizante, un sedante, una bomba de morfina,
una forma de sueño, de onirismo inconsistente. Ese ruido, sin embargo, es una
medicina peligrosa e ilusoria, una mentira diabólica que impide al hombre
enfrentarse con su vacío interior. El despertar sólo puede ser brutal.” (n.21)
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