PEREGRINOS EN EL CAMINO
(De una breve reflexión
sobre el derrotero y la meta)
Tal vez tengamos el
deseo o la tentación de pretender llegar a
destino con gran rapidez... propio de estos tiempos “veloces”.
Sin embargo, me
atrevo a decir que la condición de "peregrino" es ya un
"fin". Quizá sea lo propio "seguir adelante" con confianza
y perseverancia.
Es propio de la Iglesia militante ser peregrina.
Es propio de la Iglesia militante ser peregrina.
El que se puso en
movimiento y no ceja en el camino ¿no llegó ya, de alguna manera?
Efectivamente, nada
ganamos en un clima de impaciencia. En cambio, sí arribamos en el ámbito de la
paz y de la quietud.
Esto es admirable y
es, desde luego, una paradoja. Cuando juzgamos que es necesario descansar en un
término definitivo, es cuando nos alejamos del fin. Cuando consideramos que aún
hemos de andar, nos aproximamos a la meta.
Abramos las puertas
de la confianza y del "abandono". Seguramente hallaremos nuestro
bien. El camino a veces es penoso y fatigoso, así como la puerta es estrecha.
Lo importante es mantener el derrotero, no cejar en el esfuerzo…
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