SECUENCIA
DE PENTECOSTES
Nave de la Basílica del Salvador, en Santiago de Chile,
en ruinas desde los devastadores sismos de 1985 y 2010
El sublime
himno del siglo X que la Iglesia canta en Pentecostés, donde se expresa el deseo de la venida del Espíritu Santo,
en una moderna adaptación musical de Pablo Coloma y la Fundación Canto Católico de Chile.
Abajo el texto para leer
mientras se escucha el video cuyo enlace es:
El video está grabado en la Basílica del
Salvador de Santiago de Chile, imponente templo neogótico de 98 metros de largo
y 37 metros de ancho, con una altura de 30 metros.
La obra se inició en 1871 y fue concluida en
1932.
Un terremoto en 1985 produjo serias grietas
en su estructura oeste y caída de algunas bóvedas.
En el terremoto de 2010 se agravó aún más
la situación del edificio, pues destruyó parte del techo, un muro lateral y
varios de los vitrales de cuatro metros que fueron traídos desde Múnich en el siglo XIX.
La espléndida melodía y
voces, conjugadas con las imágenes devastadoras y la luz que surge del imponente vitral
con la paloma del Espíritu Santo, conforman un gran acierto espiritual y de
gran profundidad simbólica y religiosa.
¡Cuánto bueno y noble puede hacerse con sólo ocho voces,
sin ninguna parafernalia de ruido!
¡Cuánto bueno y noble puede hacerse con sólo ocho voces,
sin ninguna parafernalia de ruido!
Ven,
Espíritu Divino,
manda un rayo de tu lumbre
desde el cielo.
manda un rayo de tu lumbre
desde el cielo.
Ven, oh Padre de los pobres,
luz profunda en tus dones,
Dios espléndido.
luz profunda en tus dones,
Dios espléndido.
No hay consuelo como el tuyo,
dulce huésped
de las almas,
mi descanso.
dulce huésped
de las almas,
mi descanso.
Suave tregua en la fatiga,
fresco en horas de bochorno,
paz del llanto.
fresco en horas de bochorno,
paz del llanto.
Luz santísima penetra
por las almas de tus fieles
hasta el fondo.
por las almas de tus fieles
hasta el fondo.
Qué
vacío hay en el hombre,
qué dominio de la culpa…
qué dominio de la culpa…
sin tu
soplo.
Lava el rastro de lo inmundo,
llueve Tú nuestra sequía,
¡ven y sánanos!
llueve Tú nuestra sequía,
¡ven y sánanos!
Doma todo lo que es rígido,
funde el témpano,
encamina lo extraviado.
funde el témpano,
encamina lo extraviado.
Da a los fieles que en ti
esperan
tus sagrados siete dones
tus sagrados siete dones
y carismas.
Da su mérito al esfuerzo,
salvación e inacabable alegría.
salvación e inacabable alegría.
Amén
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