QUERER LA PAZ
Todos los hombres quieren la paz, pero
no saben cómo alcanzarla.
El abba Paisios, habiéndose encolerizado
un día, pidió al Señor que le librara de la irritabilidad.
El Señor se le apareció y le dijo:
«Paisios, si no quieres montar en
cólera, no desees nada, no juzgues ni odies a nadie; actuando así, no volverás
a irritarte más».
De este modo, todo aquel que pospone su
voluntad a la de Dios y a la de los hombres conservará su alma siempre en paz;
por el contrario, el que quiere imponer su voluntad no tendrá paz jamás. (…)
Si te aflige una adversidad, dite:
«El Señor ve mi corazón y, si esto que me
sucede es de su agrado, todo irá bien para mí y también para los otros»; así
estará tu alma siempre en paz.
Pero si un hombre empieza a murmurar y
dice:
«Esto no debería ser así…, esto no está
bien». no tendrá
jamás paz en su alma, aunque observe todos los ayunos y ore mucho.
Archimandrita Soprhony,
Escritos
de san Silouan el Athónita
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