La desolación
espiritual
Nos dice San Ignacio de
Loyola en su libro "Ejercicios Espirituales"
317. La desolación, es toda obscuridad y confusión interior, toda propensión hacia las cosas mundanas y bajas, toda perturbación, inquietud o tentación contra la fe, la esperanza y el amor.
La persona desolada
se siente, pues, triste, tibia, perezosa, y como abandonada de la Misericordia
de Dios, su Creador. En otras palabras como la desolación se opone a la
consolación, así también los pensamientos que nacen de ellas son totalmente
opuestos entre si.
b) Que no debe hacerse en tiempos
de desolación
318. En tiempos de
desolación no debemos revisar ninguna de las decisiones de nuestra vida
espiritual, ni de nuestro estado de vida, ni hacer cambio de ninguna clase,
sino perseverar en las decisiones previamente tomadas, por ejemplo el día
anterior o durante la última consolación. La razón de esto es que mientras una
persona está en verdadera consolación como arriba se describió, no la dirige su
propio instinto, sino el del espíritu bueno, en tanto que durante la desolación
esta bajo el influjo del mal espíritu, con cuyas sugerencias nada bueno podemos
hacer.
c) Remedios contra la desolación
319. Aunque durante
la desolación no debemos modificar ninguna de nuestras previas decisiones, sin
embargo, si debemos modificar e intensificar nuestro modo de proceder en
sentido contrario al impulso de la desolación como seria el insistir más en la
oración, en la meditación, en el examen de uno mismo y en alguna forma de
penitencia.
320. Cuando nos
sentimos agobiados por la desolación, debemos avivar en nuestra mente la idea
de que por el momento Dios nos prueba, dejándonos a nuestros propios recursos,
para demostrarnos que en realidad disponemos de medios ordinarios para resistir
victoriosamente a los ataques de nuestro enemigo. En efecto, es cierto que
tenemos la fuerza para proceder así, ya que siempre está de nuestro lado el
poder divino, aunque no sintamos para nada su presencia dado que Dios nos ha
retirado el fervor sensible de nuestra caridad. Sin embargo, nos ha dejado la
gracia suficiente para proceder con rectitud y para desempeñar nuestro papel en
la Historia de la Salvación.
321 El que está en
desolación trabaje de estar en paciencia, que es contraria a las vejaciones que
le vienen, y piense que será presto consolado, poniendo las diligencias contra
la tal desolación..
322 Tres causas principales
son porque nos hallamos desolados:
Ø la primera es por ser tibios, perezosos o
negligentes en nuestros ejercicios espirituales, y así por nuestras faltas se
aleja la consolación espiritual de nosotros;
Ø la segunda, por probarnos para cuánto somos, y en
cuánto nos alargamos en su servicio y alabanza, sin tanto estipendio de
consolaciones y crecidas gracias,
Ø la tercera, por darnos verdadera noticia y
conocimiento para que internamente sintamos que no es de nosotros traer o tener
devoción crecida, amor intenso, lágrimas ni otra alguna consolación espiritual,
más que todo es don y gracia de Dios nuestro Señor; y porque en casa ajena no
pongamos nido, alzando nuestro entendimiento en alguna soberbia o gloria vana,
atribuyendo a nosotros la devoción o las otras partes de la espiritual
consolación.
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