Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

18 de marzo de 2019

ACUDIR AL GLORIOSO SANTO PATRIARCA


ITE AD JOSEPH!


Acudamos confiadamente a San José, y admiremos en él la imagen del servidor fiel y prudente que supo poner a Dios en el centro de su vida y de su corazón.

Hoy que es tan fácil dejarse arrastrar por el torbellino de una vida materialista, por un ambiente superficial, alejado y descuidado de la dimensión espiritual del ser humano y de la existencia.

San José nos da un ejemplo de prudencia y de sensatez, mostrándonos a Dios como el único cimiento sólido y duradero sobre el que edificar nuestra vida.

Ite ad Joseph!

Necesitamos acudir a José para comprender que si de verdad estimamos nuestra fe como el mayor y el más valioso de los tesoros recibidos de Dios, entonces nuestra vida ha de girar en torno a ella, porque allí donde está tu tesoro, allí está tu corazón.

Es cuestión de aprender a ordenar acertadamente las prioridades de nuestra vida.

El amor a Dios y nuestra santificación debieran ser el valor prioritario y todo lo demás añadidura.

Ite ad Joseph!

Porque debemos redescubrir que la fidelidad a Dios pasa por entregarle a Él el timón de nuestra vida para que nos dirija y gobierne sabiamente.

Ser fiel a Dios conlleva vivir en actitud de escucha atenta a su Voluntad, en la confianza y obediencia a su Voluntad

No se vive en auténtica fidelidad a Dios cuando no se practica el santo abandono, tal y como el niño se abandona enteramente en los brazos de su padre y de su madre.

Cuanto más queramos controlarlo todo, atar todos los cabos de nuestra vida, proyectar cada segundo de nuestro tiempo y asegurar hasta el más mínimo  riesgo, entonces más necesitados estaremos de Ir a José para aprender de él la sabiduría del Varón justo que se ha puesto totalmente en manos de Dios y a disposición de su voluntad salvadora.

Ite ad Joseph!

Vayamos a él sin vacilar, que nos enseñará la ciencia escondida a los sabios y revelada a los sencillos y humildes de corazón, no con palabras, sino con los ejemplos de su propia vida.

Con su testimonio silencioso de varón justo y prudente, de padre ejemplar, de hombre de oración y de trabajo, de atento custodio de su Hijo, de administrador fiel de lo que le fue confiado:

Custodio de Jesús

Custodio de Jesús en su divina infancia
protege en la niñez la vida de la gracia.

Modelo en el hogar de amor sincero y casto,
que reine el puro amor en el hogar cristiano.

Humilde San José, paciente en la pobreza,
aumenta nuestro amor y fe en la providencia.

Obrero del taller y obrero de las almas
ayuda en su labor al hombre que trabaja.

Protege, San José, la Iglesia a ti confiada;
defiéndela del mal, condúcela a la Patria.





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