Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

5 de marzo de 2019

MEMENTO, HOMO...


MIÉRCOLES DE CENIZA

A las puertas del sagrado tiempo de CUARESMA


Siguiendo un aforismo conocido, podemos decir que “No todo oro reluce”. No hay modo mejor de presentar la Cuaresma que bajo esta sapientísima sentencia: no te encandiles más corriendo detrás de aquello que tiene brillo y esplendor. Hay un oro, un oro más antiguo que el mundo, un oro opaco y oscuro, que es más valioso e imperecedero que cualquier otro. Descúbrelo. Y corre tras él. Es el deslucido oro de la contrición y la penitencia. El agrisado oro de la renuncia y el despojo. Se trata del misterioso oro de la ceniza en tu frente.

Déjate ungir la cabeza con este oro gris.

Iniciamos un camino que, más que horizontal es vertical. Y no justamente hacia las alturas. Sino todo lo contrario: es un éxodo al “De Profundis”, a lo más profundo de nuestra nada. Hacia las raíces profundas de nuestro ser.

Hundidos en ese abismo, desde esa aguda experiencia de ser polvo, desde allí, “desde las cenizas, se elevará un fuego”. Porque siempre quedan rescoldos en las brasas aparentemente apagadas.

El salmo CXXX lo expresa así:

De profundis clamavi ad te, Domine;
Domine exaudi vocem meam.
Fiant aures tuae intendentes
in vocem deprecationis meae.

Desde lo más profundo te invoco, Señor,
Señor, escucha mi voz.
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.





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