Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

10 de julio de 2015

DESVIACIONES RUINOSAS PARA LA VIDA DE FE

REDUCCIONISMOS DE CIERTAS TEOLOGÍAS DE LA LIBERACIÓN:


LA FE A “UNA FIDELIDAD A LA HISTORIA”
LA ESPERANZA A “UNA CONFIANZA EN EL FUTURO”
LA CARIDAD A “UNA OPCIÓN POR LOS POBRES”

EL PRINCIPIO HERMENÉUTICO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO



LA INSTRUCCIÓN LIBERTATIS NUNTIUS (agosto 1984)

En agosto de 1984 San Juan Pablo II aprobó una Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe que pretende: ´atraer la atención de los pastores, de los teólogos y de todos los fieles, sobre las desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, que implican ciertas formas de la teología de la liberación que recurre, de modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista´.

Se trata, por tanto, de toda una ´corriente de pensamiento que, bajo el nombre de `teología de la liberación´ propone una interpretación innovadora del contenido de la fe y de la existencia cristiana que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia, aún más, que constituye la negación práctica de la misma´.

La llamada ´teología de la liberación´ asume el análisis marxista de la realidad y sus principios:

a) materialismo histórico: que señala que las causas de los acontecimientos históricos son exclusivamente económicas y la historia es la historia de la lucha de clases,

y b) la praxis: la verdad no es, sino que se hace; lo que importa es la ortopraxis.



Estos principios de corte marxista los aplican a la interpretación del Evangelio y la práctica pastoral con lo que logran desfigurar nuestra fe.

Para esta ´Teología de la liberación´.



1. Jesucristo: es considerado no como verdadero Dios Encarnado que, con su Muerte y Resurrección  nos ha redimido, sino como un símbolo de la humanidad que lucha por la liberación de los ´opresores´ y que muere en defensa de los pobres;

2. La Iglesia: debe tomar parte en la lucha pues la ´neutralidad´ es imposible ya que equivale a estar con los poderosos. De ahí que debe tener una ´opción preferencial por los pobres´ y constituirse en ´Iglesia del pueblo´ que nace del pueblo, y que reconoce la jerarquía sacramental que es ´clase dominante´ y por tanto debe ser combatida. (Puebla, nn. 262- 263).

3. La fe es reducida a ´fidelidad a la historia´; la esperanza a ´confianza en el futuro´; la caridad a la ´opción por los pobres´.

4. Los sacramentos: son ´celebraciones del pueblo que lucha por la liberación´: se adoctrina en este sentido al pueblo por medio de homilías, cambios en la Liturgia, etc., para que ´tomen conciencia de clase´ y se les anima a la lucha contra la ´clase dominante´. Curiosamente, así la Iglesia viene a ser - según estos ´teólogos´ - respecto a los pobres, lo que el partido comunista pretende ser respecto al proletariado.

5. La escatología es sustituida por el ´futuro de una sociedad sin clases´ como la meta de la liberación en la que se habrá ´hecho verdad´ el amor cristiano a todos, la fraternidad universal. Evidentemente se trata de un peligroso cúmulo de errores al ser una completa subversión del cristianismo.



Los errores pueden sintetizarse así: 



a) El error radical está en el mismo ´principio hermenéutico´ con el que se pretende interpretar el Evangelio para sacar de ahí una praxis: ese principio es el materialismo histórico, que niega la prioridad del ser sobre el hacer, y por tanto, de la verdad y el bien de la acción humana. Este principio es totalmente falso y no es demostrado ni demostrable;

b) La lucha de clases no sólo es un error porque sea contrario a la caridad (puede haber una guerra justa, existe la legítima defensa, etc.), sino que es un error sobre todo porque se le concibe como algo necesario, ineludible y constitutivo de la historia negando la libertad de la persona y su capacidad para dirigir la historia mediante esa libertad y contando con la Providencia Divina;

c) además de negar verdades fundamentales (sobre Cristo, la Iglesia, los Sacramentos, etc.), en la práctica, conduce a someter a la Iglesia a una dirección política determinada, no sólo ajena a su misión sobrenatural, sino que desemboca en una situación humana deplorable, como en el socialismo real, en el que la persona no cuenta ni se le reconoce su dignidad de hijo de Dios.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, puede darse una verdadera Teología de la liberación, es decir, del pecado y de sus consecuencias (no sólo de sus consecuencias materiales). ´

Una de las condiciones para el necesario enderezamiento teológico es la recuperación del valor de la enseñanza social de la Iglesia´ ´La enseñanza de la Iglesia en materia social aporta las grandes orientaciones éticas. Pero, para que ella pueda guiar directamente la acción, exige personalidades competentes, tanto desde el punto de vista científico y técnico como en el campo de las ciencias humanas o de la política.

A los laicos, cuya misión propia es construir la sociedad, corresponde aquí el primer puesto´ (Instrucción sobre algunos aspectos de la ´Teología de la Liberación´ Libertatis nuntius, 6-VIII-84, XI, 14).

La Instrucción  ´anunciaba la intención de la Congregación de publicar un segundo documento, que pondría en evidencia los principales elementos de la doctrina cristiana sobre la libertad y la liberación´.

LA INSTRUCCIÓN LIBERTATIS CONSCIENTIA (Marzo 1986)

La Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó con fecha 22-III-86, una segunda Instrucción ´Sobre la libertad cristiana y la liberación´.

´Entre ambos documentos - se lee en el segundo -, existe una relación orgánica. Deben leerse uno a la luz del otro´. La Instrucción de III-86, se ´limita a indicar los principales aspectos teóricos y prácticos´ acerca de la libertad y la liberación; conceptos íntimamente relacionados entre sí, que deben entenderse en su justo sentido, pues aquellas ´desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana´ siguen vigentes y ´lejos de estar superadas, las advertencias hechas parecen cada vez más oportunas y pertinentes´.

Algunos de los exponentes de la ´Teología de la Liberación´ apoyándose en este segundo documento han pretendido hacer ver que la Iglesia ´aprueba´ la errónea ´Teología de la Liberación´ que ellos sustentan. Nada más lejos de la verdad.

El segundo documento expone el verdadero concepto de la libertad: ´la libertad no es la libertad de hacer cualquier cosa, sino que es la libertad para el Bien, en el cual solamente reside la Felicidad. De este modo el Bien es su objetivo. Por consiguiente el hombre se hace libre cuando llega al conocimiento de lo verdadero, y esto - prescindiendo de otras fuerzas - guía su voluntad´.

Explica, también, la necesidad de una liberación del mal, del pecado.

El documento pone de manifiesto el papel que desde siempre ha hecho la Iglesia para ayudar al hombre: ´La Iglesia tiene la firme voluntad de responder a las inquietudes del hombre contemporáneo, sometido a duras opresiones y ansioso de libertad. La gestión política y económica de la sociedad no entra directamente en su misión (Constitución Pastoral  Gaudiun et Spes, no. 42,2). Pero el Señor Jesús le ha confiado la palabra de verdad capaz de iluminar las conciencias.

El amor divino, que es su vida, la apremia a hacerse realmente solidaria con todo hombre que sufre. Si sus miembros permanecen fieles a esta misión, el Espíritu Santo, fuente de libertad, habitará en ellos y producirán frutos de justicia y de paz en su ambiente familiar, profesional y social´ (no.61).


Puede darse una verdadera Teología de la liberación, es decir, del pecado y de sus consecuencias (no sólo de sus consecuencias materiales). 

Una justa crítica a la Teología de la Liberación no niega las graves injusticias que sufren los pueblos y la responsabilidad del cristiano de trabajar para aliviarlas en la línea de la auténtica doctrina social de la Iglesia, la cual se fundamenta en las Sagradas Escrituras y las enseñanzas de los Padres.

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