“Panem quoque de cælo dedisti eis
in fame eorum,
et aquam de petra
eduxisti eis sitientibus,
et dixisti eis ut ingrederentur et possiderent
terram,
super quam levasti manum tuam
ut traderes eis”.
(Nehemías, 9, 15)
para saciar su hambre,
hiciste brotar agua de la roca
hiciste brotar agua de la roca
para calmar su sed,
y les mandaste
y les mandaste
ir a tomar posesión de la tierra
que, con la mano en alto,
que, con la mano en alto,
habías jurado darles”.
17 Se negaron a obedecer, sin acordarse
de las maravillas que habías hecho por ellos;
se obstinaron, empecinándose en volver
a su servidumbre en Egipto.
Pero tú eres el Dios del perdón,
compasivo y misericordioso,
lento para enojarte y lleno de fidelidad;
por eso, no los has abandonado.
18 Ellos se fabricaron un ternero de metal fundido,
diciendo: ‘Aquí está tu Dios,
el que te hizo salir de Egipto’,
y así cometieron un gran ultraje.
por tu gran misericordia,
no los abandonaste en el desierto:
la columna de nube no se alejó de ellos de día,
para guiarlos por el camino,
ni la columna de fuego durante la noche,
para iluminarles el camino
no los abandonaste en el desierto:
la columna de nube no se alejó de ellos de día,
para guiarlos por el camino,
ni la columna de fuego durante la noche,
para iluminarles el camino
que debían recorrer.
20 Tú les diste tu buen espíritu,
para que supieran discernir;
no les quitaste el maná de la boca
y les diste agua para calmar su sed.
en el desierto
y nunca les faltó nada:
no se gastaron sus vestidos
ni se les hincharon los pies.
y nunca les faltó nada:
no se gastaron sus vestidos
ni se les hincharon los pies.
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