SAN FRANCISCO SOLANO
(1549-1610)
San Francisco Solano, nació en 1549, en Montilla, Andalucía,
España. Su padre era alcalde de la ciudad, y desde muy pequeño se
caracterizó por su habilidad en poner paz entre los que se peleaban.
Estudió con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana
porque le atraían mucho la pobreza y la vida sacrificada de los religiosos de
San Francisco. Los primero años de sacerdocio los dedicó a predicar con gran
provecho en el sur de España.
El rey Felipe II pidió a los franciscanos que enviaran
misioneros a Sudamérica y entonces fue enviado Francisco a extender la religión
por estas tierras. Obedeció, aunque él prefería ir a morir mártir en África
entre la Berbería.
Recorrió el continente suramericano durante 20 años predicando,
especialmente a los indios. Su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie,
con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y
hasta las pampas y el Chaco Paraguayo.
Más de 3,000 kilómetros y sin ninguna comodidad, siempre a pie,
por montañas, valles y quebradas. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo
de salvar almas.
Logró aprender con extraordinaria facilidad los dialectos de los
indios a las dos semanas de estar con ellos. Sus compañeros misioneros se
admiraban de este prodigio y lo consideraban un verdadero milagro de Dios.
Un Jueves Santo estando el santo predicando en La Rioja (Argentina)
llegó la voz de que se acercaban millares de indios salvajes a atacar la
población. El peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la defensa,
pero Fray Francisco salió con su crucifijo en la mano y se colocó frente a los
guerreros atacantes y de tal manera les habló que los aborígenes desistieron
del ataque y poco después aceptaron ser evangelizados y bautizados en la
religión católica.
Tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y la
guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía a sus oyentes con sus alegres
canciones y cautivaba con el Evangelio.
San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco
Paraguayo, por Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe, La Rioja y Córdoba de
Argentina, siempre a pie.
Por orden de sus superiores, los últimos años los pasó Fray Francisco en la ciudad de Lima predicando y convirtiendo pecadores.
Por orden de sus superiores, los últimos años los pasó Fray Francisco en la ciudad de Lima predicando y convirtiendo pecadores.
En mayo de 1610 empezó a sentirse muy débil. Los médicos que lo
atendían se admiraban de su paciencia y santidad. El 14 de julio, una bandada
de pájaros entró cantando a su habitación y el Padre Francisco exclamó:
"Que Dios sea glorificado", y expiró. Desde lejos las gentes vieron
una rara iluminación en su austera celda durante toda la noche.
LLEGAR A LA RIOJA
Unas estrofas de un poeta riojano pintan a su tierra y concluye
estos exquisitos versos exaltando la presencia santa de Francisco Solano, que
estuvo en La Rioja predicando.
“Llegar
a La Rioja sólo alegra
al
riojano” -se ha dicho-. Es eso cierto.
Otros
lares atraen con más fuerza
al viajero común, que
nuestro suelo.
que nombrarte produce desaliento.
Será
siempre lo mismo, dulce Rioja,
mientras no
te conozcan, según creo.
llegues con entusiasmo, sin recelo;
disfrutes
de sus noches estrelladas;
admires las
cien gigas de sus cerros!
que pasa en su burro somnoliento,
con su
cesto de brevas primerizas
o con
naranjas a vender al pueblo!
cuando cae la tarde de oro viejo,
¡como es
dulce soñar bajo sus copas
mientras
resbala en el follaje el viento!
hirsuto cardonal en los faldeos
de la
montaña abrupta; pero arriba,
la
maravilla del más puro cielo.
un clima de excepción en el invierno;
rincones
señalados de la historia;
costumbres
arraigadas de otro tiempo.
y yuyos olorosos y arroyuelos;
plantíos
rozagantes de olivares
y vides y
nogales opulentos.
por un sol despiadado, vastos predios
de bosque
achaparrado, desteñido,
amarillo
espinudo, polvoriento.
para darse a sembrar en este suelo.
Si fracasa,
sabed que no le importa.
Cuando
llueve otra vez, siembra de nuevo.
cuando todo es dulzura y es contento,
¡cómo es
lindo a la sombra de las parras
cantar
vidalas, sin que importe el tiempo!
en grupo alegre, como ayer lo hicieron
nuestros
padres, con las cajas indias,
de una a
otra casa por el pueblo,
encabritan las bestias con su estruendo
y el olor
de la albahaca y de la pólvora,
de la
fiesta pagana es su sahumerio.
sin excederse mucho, que no es bueno.
Lo preciso
nomás, para que el alma,
pueda
apreciar mejor todo lo bello.
sobrelleva reveses en silencio.
Rechaza el
relumbrón, la pirotecnia,
Tan caros a
la gente de otros pueblos.
esconde un corazón de vivo fuego.
Si ser
bueno en exceso perjudica,
el riojano
jamás repara en ello.
poco dados al ruido, a lo moderno.
La belleza
sencilla nos cautiva;
la soledad
nos gusta y el silencio.
San Francisco Solano, con provecho.
El
ruido no hace bien ni el bien lo hace.
Nuestro
modo de ser es a tu ejemplo.
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