Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

14 de octubre de 2018

SAN PABLO VI Y LA ACCIÓN CATÓLICA


SAN PABLO VI 

(Papa desde el 21.VI.1963 al 6.VIII.1978)



San Pablo VI con su báculo pastoral, que luego usaran sus sucesores Juan Pablo I, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.



Hoy se celebró en Roma la canonización del Papa Pablo VI.

Y la memoria recuerda agradecida la señera figura de este Sucesor de San Pedro, que timoneó la Barca en tiempos turbulentos.

Fue una personalidad austera que nunca gustó de los aplausos de las multitudes. Brillante intelectual que ilumino magisterialmente con su palabra diáfana y precisa al Pueblo de Dios en los convulsionados  años 60 y 70.

En aquellos años esperábamos todas las semanas -con cierta ansiedad- la edición en lengua española de L´Osservatore Romano, que llegaba a las casas desde Roma por correo aéreo, en blanco y negro. Eran tiempos en que no había Internet y las comunicaciones tenían sus esperas prolongadas. Leer sus páginas, con las homilías, discursos y alocuciones del Papa Montini y sus luminosos documentos, era una delicia para el espíritu y retemplaba la fe.

De alguna manera, él nos formó en una adhesión sin reservas a la Iglesia con una lúcida correlación entre fe y razón, sin sentimentalismos pasajeros. En las reuniones semanales de estudio de los Centros y Círculos de la ACA el pensamiento del Papa era como el pan cotidiano, que alimentaba y guiaba en las certezas que no fallan, con una claridad extraordinaria.

Entre los documentos conciliares que rubricó con su autoridad pontificia (que fueron brújula certera en nuestros años juveniles) citamos: las Constituciones Dogmáticas Dei Verbum y Lumen Gentium, las Constituciones Sacrosantum Concilium y Gaudium et Spes, y el Decreto Apostolicam Actuositatem, que estudiábamos con empeño y gratitud.

Sin olvidar algunos de sus textos, salidos de su límpida pluma: Evangelii Nuntiandi, Mysterium Fidei, Marialis Cultus, Gaudete in Domino, Populorum Progressio, Sacerdotalis Caelibatus, Ecclesiam Suam y Humanae Vitae: todos ellos faros luminosos de doctrina católica.

Fue un maestro insigne de la querida Acción Católica, caracterizando su identidad y su misión. Sus palabras escritas y enunciadas forman un Corpus esencial en el diseño constitucional de esta asociación de laicos, a la que dedicó mucho tiempo desde que se ordenara sacerdote. Sabíamos de memoria textos completos de ese brillante depósito de sabiduría que nos legara.

La vida y la obra de San Pablo VI ha sido un don inestimable para la Iglesia. Cuando el mundo occidental caía en una pendiente devastadora de confusión y ambigüedad (baste sólo pensar en la Revolución de Mayo de 1968) el Papa Montini aportaba serenidad y sapiencia desde la colina vaticana.

Nunca olvidaremos su santo legado. Y estamos agradecidos por esa gracia inconmensurable que ofreció como fiel hijo de la Iglesia. Supo enseñar y guiar en la principal tarea de su ministerio petrino, que era la de ser “roca”, esto es,  el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad de fe de la Iglesia.

San Pablo VI, Papa
Ora pro nobis!



         El Papa Pablo VI da indicaciones al Cardenal Juan Carlos Aramburu (foto que se hallaba en la querida sede porteña de la ACA de Montevideo 850 y que nos recordaban nuestras notas identitarias)






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