NOSTALGIA DE DIOS
Quien aún está vivo en la eterna y dulce sed de la nostalgia, reconoce en cada Nochebuena y su Pesebre el regalo más impensable de Dios.
En su
prefacio a “Nostalgia de Dios” de P. van der Meer, decía el vehemente y sufrido
León Bloy:
“Se puede vivir sin pan, sin vino, sin
techo, sin amor, sin felicidad; mas no se puede vivir sin el Misterio. La
naturaleza humana lo exige.
¡Ah! bien sé yo que hay muchos animales llamados racionales que parecen haber vivido sesenta u ochenta años, y a los que un día se les lleva al cementerio sin que jamás hayan logrado salir de la nada. Muchos de ellos hasta han sido famosos en su viaje “del útero al sepulcro”. Es considerable el contingente que ofrecen la Sorbona, la Academia, el Parlamento. Distinguida multitud que ignora el tormento del Misterio. Hombres que se contentan con las realidades aparentes y para quienes no existe todo lo demás”...
Y hay otros, perseguidos por el tormento
del Misterio, a los que nada los alienta en esta noche de los significados en
el mundo, sino la poética del cofre sepultado en el fondo del insondable
océano, el encanto de la penumbra en los bosques cuando se filtra la luz en la
espesura, el ancho mundo prometido detrás de la rendija apenas entreabierta de
una puerta de ropero, la posibilidad, una entre mil, de que se abra la cortina
de niebla en este teatro de formas y figuras, y emerja el esplendente Rey del
Sentido alumbrando todas las cosas…
Para estos inquietos y poco sedentarios atormentados, nostalgia y alegría se funden como una campana y su silencio…y es la Nochebuena, la encendida paradoja de paradojas entre lo pequeño y lo inmenso, entre el inconmensurable Señor de las galaxias y un vulnerable llanto recién nacido, entre la noche más larga y fría del invierno y la milagrosa lumbre destellando amanecida, un ¡establo de misterios…!
Quien aún está vivo en la eterna y dulce sed de la nostalgia, reconoce en cada Nochebuena y su Pesebre el regalo más impensable de Dios: una grieta, una hendidura en la cerrada oscuridad de la Noche por la cual caer de bruces al inconcebible manantial de la Belleza: el Amor está naciendo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario