Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

21 de junio de 2018

VANITAS: SAN LUIS GONZAGA


21 de junio

Memoria litúrgica de San Luis Gonzaga


Nació en 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los marqueses de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su inclinación a la vida religiosa. Renunció a favor de su hermano al título de Marqués, que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la compañía de Jesús, en Roma. Cuidando enfermos en los hospitales, en la epidemia de tifus que asoló la urbe, contrajo él mismo la enfermedad que lo llevó al sepulcro el año 1591.

El Papa Pio XI lo proclamó Patrono de la Juventud católica, invitando a los jóvenes a mirar la modélica vida de San Luis, donde destacan las virtudes de la renuncia a la vanidad de los bienes terrenales.

La oración colecta de la Iglesia de este día lo expresa con precisión:

“Dios nuestro,
fuente y origen de todos los dones celestiales,
Tú que uniste en san Luis Gonzaga
una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, 
concédenos, por sus méritos e intercesión,
que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida
lo imitemos en su espíritu de penitencia

UNA PINTURA DE GOYA LO MUESTRA CON MAESTRÍA DE SÍMBOLOS


PINTURA DE SAN LUIS GONZAGA MEDITANDO EN SU CELDA CONVENTUAL  (Francisco de Goya, 1798-1800)



Se trata de una obra de altar, de grandes proporciones y de acusada religiosidad y simbolismo. Es un óleo sobre lienzo de 261 por 160 cm. Realizado por el gran pintor español para la iglesia conventual madrileña de las salesas nuevas, y que hoy se expone en el Museo de Zaragoza.

Representa al joven San Luis Gonzaga, vestido con la negra sotana jesuítica, que medita ante un crucifijo sostenido por su mano derecha a través de un paño blanco.

En su mano izquierda, reposando sobre la mesa, el tallo de azucenas, símbolo de la vida de castidad consagrada por el santo. 

Sobre la mesa otros elementos simbólicos: 

  • la corona alude a la renuncia a las riquezas terrenales, el marquesado de Castiglione; 
  • la calavera y las disciplinas, como los símbolos ascéticos de su vida religiosa.

La alargada figura del santo, cargada de austeridad, centra la composición en un eje vertical, que divide el cuadro en dos. Por un lado, la mesa con todos los elementos simbólicos y, por otro, la referencia al espacio definido por la silla, la ventana de vidriera emplomada y el cortinado. 

Pero es la luz la que realmente actúa y crea una atmósfera intimista. Por un lado se trata de una luz grisácea, casi nebulosa, que desde lo alto invade suavemente la escena matizando y reforzando una composición cargada de simplicidad, creando ese efecto de recogimiento. Sin embargo, el rostro del santo tiene luz propia, una luz más radiante dirigida al crucifijo y recogida por el paño blanco y los objetos de la mesa.

Economía de color reducida al negro, verde, ocre y a los grises que predominan por su espléndida riqueza de matices. 

Toda esta aparente simplicidad compositiva está repleta de simbolismo, muy en la línea del barroco español, aunque las soluciones son neoclásicas.

Un detalle de la mesa nos amplia los elementos simbólicos de la VANITAS y la CASTITAS, antes comentados.








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