Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

5 de marzo de 2016

BEATIFICACIÓN DE MAMA ANTULA

DOS PERSONALIDADES ARGENTINAS DESTACADAS



La noticia de la beatificación de Sor María Antonia de Paz y Figueroa, decidida por el Papa Francisco se complementa con la próxima canonización del presbítero José Gabriel Brochero y mueven a una reflexión acerca de estas dos grandes figuras de la vida cristiana argentina.

Al elevar a los altares a una persona, la Iglesia nos la presenta como un modelo de la “sequela Christi” y un intercesor seguro ante el Señor.

Ambos brillan con muchas virtudes particulares, especialmente por sus vidas modélicas de austeridad y gran celo apostólico, pero hay un hecho preciso que los une, a pesar de no ser contemporáneos: que fue su tesonero trabajo en la realización de Ejercicios Espirituales para miles de personas. Ello nos indica la centralidad de Dios en sus vidas y el primado de la vida interior como acicate de una vida virtuosa.

Cada uno en su tiempo, marcó indeleblemente las raíces de nuestro país.

A ambos invocamos su intercesión por nuestra Patria argentina.


SOR MARÍA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA (1730-1799) fue una mujer excepcional que será beatificada próximamente en su ciudad natal de Santiago del Estero, por decisión el Papa Francisco.

En la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad -en el barrio de Congreso- se encuentra el sepulcro de Sor María Antonia, con una hermosa escultura que la muestra de cuerpo entero, con su cayado en forma de cruz, símbolo de su espíritu andariego que la llevó de su patria chica de Santiago del Estero a la capital del Virreinato.

Escultura de Sor María Antonia de Paz y Figueroa en su mausoleo de la Basílica de la Piedad


La obra principal de "Mamá Antula" (como la llamaban los porteños de la época colonial) fue la Santa Casa de Ejercicios, epicentro de una epopeya espiritual magnífica, que la futura beata construyó con la ayuda de Cornelio Saavedra, (quien más tarde presidiera la Primera Junta de mayo de 1810)


Santa Casa de Ejercicios de Buenos Aires, uno de los edificios en pié más antiguos de la ciudad


La práctica de los ejercicios espirituales pasó a convertirse en una de las actividades religiosas más prestigiosas de la vida porteña, y tanto los sectores de abolengo, como los de condición humilde encontraron en Mamá Antula a la persona a quien encomendaban sus oraciones por diversas necesidades.


En 1784 el obispo de Buenos Aires, monseñor Sebastián Malvar y Pinto, enviaba una carta al Papa Pío VI informándole que durante los cuatro años en los que se habían realizado los ejercicios espirituales en esa ciudad, habían pasado unas quince mil personas, sin que se les haya pedido “ni un dinero por diez días de su estadía y abundante manutención”.


Monseñor Fray Sebastián Malvar y Pinto, Obispo de Buenos Aires (1778-1784) y el Papa Pío VI


Hicieron los ejercicios ignacianos en ese lugar Liniers, Saavedra, y casi todos los hombres de Mayo, Belgrano, Castelli, Moreno, Rivadavia y, más tarde, Rosas y su hija Manuelita, Alberdi, Mitre y muchos más.

En ese entonces la población de la gran aldea de Santa María de los Buenos Ayres no era de más de 20.000 habitantes.

Buenos Aires hacia el año 1800. Se puede observar la Catedral sin concluir su frontis.

La figura de sor María Antonia de Paz y Figueroa, brilla con una luz radiante en los orígenes de nuestra Patria a fines del siglo XVIII, y se concatena con la del beato cordobés José Gabriel Brochero, quien será canonizado este año, y realizó una tarea impresionante con los Ejercicios Espirituales en Traslasierra a fines del siglo XIX.








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