Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

16 de febrero de 2016

EL AYUNO, LA ORACIÓN Y LA LIMOSNA

LOS TRES PILARES DE LA CUARESMA

San Cirilo de Jerusalén, Homilía 12 sobre el ayuno, 1-2; 4




Por la oración se busca la propiciación de Dios,
por el ayuno se apaga la concupiscencia de la carne
y por las limosnas se perdonan los pecados


Tres obras pertenecen principalmente a las acciones religiosas: la oración, el ayuno y la limosna, que han de ejercitarse en todo tiempo, pero especialmente en el consagrado por las tradiciones apostólicas, según las hemos recibido.

Como este mes décimo se refiere a la costumbre de la antigua institución, cumplamos con mayor diligencia aquellas tres obras de que antes he hablado. 

Pues por la oración se busca la propiciación de Dios, por el ayuno se apaga la concupiscencia de la carne y por las limosnas se perdonan los pecados (cfr. Dan 4:24).

Al mismo tiempo, se restaurará en nosotros la imagen de Dios si estamos siempre preparados para la alabanza divina, si somos incesantemente solícitos para nuestra purificación y si de continuo procuramos la sustentación del prójimo.

Esta triple observancia, amadísimos, sintetiza los afectos de todas las virtudes, nos hace llegar a la imagen y semejanza de Dios, y nos une inseparablemente al Espíritu Santo. 

Así es: en las oraciones permanece la fe recta; en los ayunos, la vida inocente, y en las limosnas, la benignidad.


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