Dimensión trinitaria de la Iglesia:
Pueblo de Dios,
Cuerpo Místico de Cristo,
Templo del Espíritu Santo
La imagen corresponde al coronamiento del magnífico Retablo colonial del antiguo altar mayor de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Buenos Aires, consagrada bajo el título de la Santísima Trinidad así como también era el nombre de la urbe al ser fundada por Garay.
La Iglesia en su peregrinación hacia la
plena comunión de amor con Dios se presenta como un "pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo".
Esta estupenda definición de san
Cipriano (De Orat. Dom., 23; cf. Lumen gentium, 4) nos introduce en el misterio
de la Iglesia, convertida en comunidad de salvación por la presencia de Dios
Trinidad.
Como el antiguo pueblo de Dios, en su
nuevo Éxodo está guiado por la columna de nube durante el día y por la columna
de fuego durante la noche, símbolos de la constante presencia divina. En este
horizonte queremos contemplar la gloria de la Trinidad, que hace a la Iglesia
una, santa, católica y apostólica.
La Iglesia una, santa, católica y
apostólica es pueblo de Dios, cuerpo de
Cristo y templo del Espíritu Santo.
Estas tres imágenes bíblicas señalan de
modo luminoso la dimensión trinitaria de
la Iglesia. En esta dimensión se encuentran todos los discípulos de Cristo,
llamados a vivirla de modo cada vez más profundo y con una comunión cada vez
más viva.
Así pues, en la Iglesia encontramos una
grandiosa epifanía de la gloria trinitaria. Por tanto, recojamos la invitación
que nos dirige san Ambrosio: "Levántate,
tú que antes estabas acostado, para dormir... Levántate y ven de prisa a la
Iglesia: aquí está el Padre, aquí está el Hijo, aquí está el Espíritu
Santo" (In Lucam, VII).
San Juan Pablo II, papa
Catequesis del miércoles 14 de junio de 2000
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