Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

20 de agosto de 2015

MADRE Y REINA


LA SANTISIMA VIRGEN MARÍA

CORONADA COMO REINA

Y SEÑORA DE TODO LO CREADO

EN LA GLORIA DE LOS ÁNGELES

Y LOS SANTOS





La Iglesia, ocho días después de celebrar la Asunción de Nuestra Señora, el 22 de agosto hace memoria de su coronación como Reina de todo lo creado.Este misterio está íntimamente asociado al principal acontecimiento providencial de la Virgen María: el ser la Madre de Dios.

Por eso la tradición cristiana, desde sus orígenes la venera como Madre y Reina.






El mosaico románico del ábside de la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, (siglo XIII) expresa con gran belleza este misterio de la fe, mostrando a la Santísima Virgen que es coronada por su propio Hijo en la gloria celestial.



La Virgen, recibe esta corona con humildad y con su mano derecha señala al Salvador, como diciendo: “Hagan lo que Él les diga”.



En el centro de la bóveda, dentro en un gran círculo, Cristo y María están sentados en un gran trono diseñado como un diván oriental. El Hijo pone en la cabeza de la Madre la corona con gemas. En el mosaico no se ve a María sólo como a la Madre, sino también como a la Iglesia Madre, esposa del Hijo.



A los pies de Cristo y María están el sol y la luna (expresión de todo lo creado) y alrededor coros de ángeles adoradores a los que se añaden, en el lado izquierdo, San Pedro, San Pablo, San Francisco de Asís y el Papa Nicolás IV ; y en el derecho, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Antonio y el donador del mosaico, Cardenal Colonna.



Así lo canta el Himno de Laudes del día:



Vienes del trono de David profeta
y, radiante de luz, gloriosa brillas
y, en carro de querubes, te levantas,
Virgen María.

Recibes en tu seno inmaculado
al Hijo de quien eres sierva e hija;
Dios en tu vientre virginal se humana,
Virgen María.

Tú misma adoras, en tu casto seno,
a quien el cielo adora de rodillas
y a quien pedimos la celeste gloria,
Virgen María.

Danos, Señor y Padre de las luces,
que vives en eternas alegrías,
habitar con la Reina de los cielos,
Virgen María.
Amén.

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