DOMINGO DE RAMOS
PÓRTICO DE LA SEMANA SANTA
Entre los "¡Hosanna!" y los "¡Crucifícale!"
La sabiduría de la liturgia de la Iglesia nos invita a
celebrar el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, donde se presentan dos narraciones evangélicas antagómicas –a primera vista-: la procesión gozosa de la entrada del
Señor en Jerusalén, con los exultantes ¡HOSANNA AL HIJO DE DAVID! y luego la
Lectura de la Pasión según san Mateo, donde resuenan los dramáticos
¡CRUCÍFICALE!
San Bernardo nos muestra cómo se entrelazan ambos
aspectos en la celebración de esta fiesta alegre y dramática al mismo tiempo,
con un contrapunto agridulce que envuelve toda la Liturgia de este día:
“En la
procesión de los ramos está representada la gloria de la soberana patria, y en
la Pasión el camino para llegar a ella”.
“Si en la
procesión te vino al pensamiento aquella gloria que esperamos y aquel gozo,; si
con todo tu deseo aspiras a ver aquel día, en que será recibido Jesucristo
Nuestro Señor en la Jerusalén celestial, llevando el triunfo de la victoria, aprende
en la Pasión el camino por donde debes ir".
"La tribulación presente es el camino de la Vida, el camino de la Gloria, el camino de la Ciudad que merece habitarse, el camino del Reino”
"La tribulación presente es el camino de la Vida, el camino de la Gloria, el camino de la Ciudad que merece habitarse, el camino del Reino”
(Cfr. San Bernardo, In Dominica Palmarum, sermo 1).
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