Un año termina, otro comienza:
que el nombre del Señor sea bendecido.
"En
esta noche -en esta vida mortal-
los
hombres tienen luz y tinieblas:
su
luz es la prosperidad;
sus
tinieblas son las adversidades.
Pero
cuando llegó Cristo Señor,
que
vive en el alma por la fe,
promete otra luz que inspira y da paciencia,
que
enseña a los hombres
a
no dejarse seducir por la prosperidad,
para
no sucumbir en la desgracia.
Por eso, el
hombre fiel usa con indiferencia
las cosas del mundo,
y
no se engríe en la prosperidad,
ni
se abate en la adversidad.
En
todo tiempo, el hombre iluminado por la fe,
bendice al Señor:
bendice al Señor:
tanto en laabundancia como en la privación,
no
sólo en la salud, sino también en la enfermedad,
y
hace suyo este himno:
"Yo
bendeciré al Señor en todo momento;
su
alabanza siempre estará en mis labios "
(Ps. 33, 2)
(Ps. 33, 2)
San Agustín, sobre el salmo 138.
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