LA PUERTA SANTA DEL ALMA
Con la Bula “Misericordiae vultus” (El Rostro de la
Misericordia), el Papa Francisco convocó oficialmente al Jubileo de la
Misericordia, al que dará inicio con la apertura de la “Puerta Santa” de
Basílica de San Pedro el 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada
Concepción, y que concluirá el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey
del Universo.
Durante este año, los fieles podrán atravesar la Puerta Santa con la
posibilidad de adquirir la indulgencia plenaria.
El Regente de la Penitenciaría Apostólica, monseñor Krzysztof Nykiel,
recordó que el verdadero perdón llega con la Confesión.
“Durante el Jubileo
extraordinario de la Misericordia, el confesionario será 'la Puerta Santa del
alma'. Y la celebración del sacramento de la
Reconciliación será la ocasión para un encuentro vivo y verdadero con Cristo
Misericordioso”, ha explicado el Regente de la Penitenciaría Apostólica,
monseñor Nykiel, en declaraciones a Radio Vaticana.
El Prelado señaló que este Jubileo será un año propicio para
redescubrir la centralidad del sacramento de la Confesión en la vida de la Iglesia. “Todo el que
quiera experimentar la alegría de sentirse acogido y amado por Dios deberá, en
efecto, acercarse al confesionario, porque principalmente a través de este
sacramento, Dios se manifiesta al hombre como Padre que no se cansa nunca de
perdonar y de salvar”.
En este sentido, Mons. Nykiel afirma que “todos los peregrinos que
lleguen a Roma para obtener la indulgencia plenaria, deberán pasar a través de
la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, pero para que el fiel obtenga la
absolución de los pecados y experimente la alegría del perdón de Dios, deberá
pasar a través de las puertas del confesionario”.
El Prelado recuerda que el sacramento de la Confesión se convierte
también en lugar donde “se aprende, se descubre y se vive sobre la propia piel
la grandeza del amor de Dios que sacude nuestro corazón del horror y del peso
del pecado, lo hace consciente y lo dirige cada vez más a la alegría del
Evangelio”.
De esta manera, explica el Obispo, el sacramento de la Reconciliación
adquiere así un significado de fe existencial, ya que el signo de la
reconciliación no está en disonancia con el hábito del creyente.
Para Mons. Nykiel, el confesor tiene una gran responsabilidad
pastoral: “favorecer el encuentro entre los fieles -especialmente los más
alejados de la gracia de Dios-, y la misericordia de Dios. Ellos deben ser
fuentes vivas de misericordia a la que todos los cristianos podrán beber, en
cualquier momento, el agua del perdón y de la salvación”.
Durante el Año Santo, el Papa Francisco enviará por todo el mundo a
los “misioneros de la misericordia”, sacerdotes con la autoridad para perdonar
también “los pecados que están reservados a la Santa Sede”, como por
ejemplo: la profanación de la Eucaristía; al absolución de un pecado de la que
se es cómplice; la violación del secreto de confesión; la consagración del
Obispo sin autorización; y la ofensa al Pontífice.
El Jubileo concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de
Cristo Rey del Universo.
Fuente: VATICANO, 14 Abr15 (ACI).-
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